Paysandú, Lunes 23 de Febrero de 2009

ESCRIBE EL DOCTOR RODOLFO CANABAL

Importante información técnica sobre la empresa sucro-alcoholera en ejecución

Locales | 17 Feb En circunstancias en que se mantienen las controversias sobre la producción en el país de la caña de azúcar, se entiende que es oportuno e ilustrativo glosar, de manera resumida, conceptos e informaciones que una agrupación de profesionales universitarios de diversas carreras y especialidades, denominada “Alternativa Universitaria”, ha publicado en su blog en fecha reciente, elaborada por técnicos egresados de la Facultad de Agronomía. 
Señala dicho informe que la caña de azúcar es un  cultivo de origen tropical, pero se subraya que la zona de Bella Unión, donde se realiza un emprendimiento de tal naturaleza, está varios cientos de kilómetros al sur del ingenio azucarero más cercano, pues no existen en el Estado de Río Grande del Sur tales cultivos. Expresa complementariamente que la fase agrícola es la limitante más grande que se debe considerar en el análisis de tal complejo: debido a  las condiciones agro-climáticas de la zona donde el cultivo está emplazado, es totalmente marginal; por tanto, la productividad esperada es muy baja y el riesgo e incertidumbre asociado al cultivo es muy alto. En efecto, se agrega, la caña de azúcar se cultiva entre los paralelos 30º norte y sur, siendo las coordenadas de la zona de Bella Unión superiores al paralelo 30º de latitud sur y de 57º de longitud oeste, lo cual condiciona fuertemente la competitividad del cultivo comparado con las zonas típicamente cañeras del mundo. La existencia de heladas, concentradas sobre todo en junio y julio, impide la instalación del cultivo en zonas  bajas. Al respecto, mediante la utilización de variedades introducidas desde Tucumán, 26º grados de latitud sur, los técnicos de Calnu lograron la selección de variedades “tolerantes”  a heladas,  pero que igualmente tienen  mermas de rendimiento muy significativas cuando se dan años de muchas heladas, con pérdidas que pueden llegar al 40% de la cosecha, con habituales pérdidas totales de la planta en el primer corte.
A ello se debe agregar  que el período de crecimiento vegetativo del cultivo está limitado de setiembre a marzo, o sea solo a seis meses, en tanto en las zonas cañeras es de todo el año, vale decir, doce meses. Además, durante tan corto período vegetativo la distribución de las lluvias causa fuerte déficit hídrico durante el período estival, lo cual hace que sea imprescindible el riego para que el cultivo resulte económicamente viable. Ello no sucede en las zonas cañeras tropicales y subtropicales. Tal realidad determina que los rendimientos locales sean muy bajos, no superiores a 60 toneladas  por hectárea/año, en  tanto en los países ubicados en las zonas precitadas andan en  promedio de 100 a 120 toneladas por hectárea/año. Por tales razones,  a las que se agrega la enorme variabilidad climática del país, se estima en dicho informe que durante un período extenso, de unas diez cosechas, seguramente en seis existirán problemas.
Otro factor importante, se expresa,  es que la tecnología utilizada a nivel industrial no ha cambiado mucho en los últimos años: de una tonelada de caña se logra en promedio 10% de azúcar, o 70 litros de etanol hidratado, más un 20% de subproducto (bagazo) que se utiliza como combustible en calderas de generación a vapor.
En  lo relativo a los aspectos económico - financieros se expresa que el azúcar, por estar en régimen de excepción en el Mercosur, tiene un arancel del 35% de Tasa Global Arancelaria, en el caso del refinado, y de 0% para el crudo; por tanto, los ingenios uruguayos se pueden  abastecer en su área sin pagar arancel, lo que es más barato que producir la materia prima localmente. Además, los consumidores uruguayos pagan el azúcar hoy, por tener que comprarlo protegido, un 35% más caro de lo que valdría importado de Brasil, lo cual equivale a una protección efectiva para el proceso de refinado de más del 200%.  Vale decir que por cada peso que se agrega al azúcar crudo se pagan tres pesos adicionales al azúcar blanco.
Se expresa también que las limitaciones que existen en materia energética, en la cual el precio del petróleo tiene incidencia sustancial, se entiende que justifican un esfuerzo de evaluación sobre diferentes alternativas, con inclusión de los biocombustiles y de los diferentes tipos de materias primas utilizadas para tal fin. La ley 18.195, de noviembre de 2007, estableció plazos para la utilización de mezclas con biodiesel y bioetanol que sugieren una serie de preguntas, verbigracia, si se hará biodiesel a partir de la soja; si es la mejor opción para Uruguay; si el bioetanol de caña tendrá que ser subsidiado como en el resto del mundo; cuánto será el subsidio; si no es posible hacerlo con  otras especies vegetales.
Tales preguntas emergen al observarse el volumen de las inversiones que se están realizando en Bella Unión por ALUR, cuando aún no se sabe a cuál costo se obtendrá el litro de etanol de caña y cómo nos posicionaremos en el contexto regional. El único dato real, se expresa en dicho informe, del cual se puede disponer  en este momento, es el del costo de producción de caña de azúcar, aproximadamente  U$S 2.800 por hectárea, para una productividad de 60 toneladas de caña que, si se transforman en alcohol, producirán 4.200 litros de alcohol por hectárea.
El esquema económico parece inviable porque la suma de lo que producirán  por hectárea y por año el azúcar, 6 toneladas, U$S900;  el etanol, 2.000 litros, U$S 800; la electricidad mediante el  bagazo, U$S 200, en total U$S 1.900, está muy por debajo del costo de U$S 2.800 que se menciona arriba, lo cual hace pensar que el proyecto solo sería viable mediante el subsidio.
Tales algunas de  las informaciones que contiene el informe técnico que se indica al comienzo, que se exponen “sin quitar ni poner rey”, por así corresponder en materia de tan alta especialización. Se aportan por considerarse que es un  estudio apto para el conocimiento de asunto tan importante.
Su contenido sugiere que, por lo menos, la empresa sucro-alcoholera en ejecución debería ser sometida a muy profunda revisión para determinar si realmente se ajusta al interés general.


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