Paysandú, Jueves 26 de Febrero de 2009
Opinion | 26 Feb Tal como estaba previsto, el movimiento de camiones en las rutas ha aumentado notoriamente debido a la actividad forestal y maderera, lo que incluye no sólo el traslado de madera con destino de exportación sino también el inicio de la operación de la planta de celulosa de Botnia en Fray Bentos.
La dinamización de este sector en los últimos años ha generado sin duda alguna nuevas oportunidades de trabajo para la gente de la región pero uno de los efectos negativos --y previstos-- que ha tenido la intensificación del transporte forestal es el acortamiento de la vida útil de los caminos vecinales y las rutas por donde transitan estos camiones. Tal es el caso de la Ruta 24, conocida también como “ruta de la madera” habida cuenta de las principales cargas que circulan por allí, aunque no son las únicas, puesto que también transitan camiones que transportan ganado, leche y granos.
Días atrás un camionero que salvó milagrosamente su vida denunció que el accidente que sufrió se debió a las huellas existentes en el asfalto, que quitaron estabilidad al vehículo que conducía.
En el tramo que conecta Fray Bentos con San Javier son frecuentes los accidentes que involucran al transporte de cargas y, según la Unión de Transportistas Fleteros de Cargas, desde enero de 2008 al presente se han registrado más de 70 sólo en el departamento de Río Negro.
Las profundas huellas existentes en el pavimento, de hasta 10 centímetros de profundidad, son más evidentes en la senda hacia Fray Bentos, por donde circulan los camiones cargados de madera. La falta de mantenimiento de la ruta torna a la zona en un verdadero peligro para la circulación, no sólo para los camiones, sino también para todo vehículo que transita por ahí y en cualquier momento puede generar más de un disgusto a conductores de autos livianos que caen en una de esas huellas, al circular en una ruta en tales condiciones y que de un tiempo a esta parte ha aumentado notoriamente su tránsito.
En el tramo referido no hay ni un solo peaje, por lo que el costo de reparación de esa carretera corre enteramente por cuenta del Estado, a través del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, que ha permanecido omiso en este aspecto a pesar que el propio intendente de Río Negro, Omar Lafluf, manifestó haber informado al ministro Víctor Rossi que “las rutas están muy mal”.
Si en su momento el gobierno adoptó la decisión estratégica de incentivar la forestación y luego habilitó la instalación de plantas de celulosa, está claro que debe hacerse cargo de los efectos colaterales de las mismas y una de las más claras de ellas es el deterioro de las rutas. Se impone entonces, cumplir con lo que hace mucho se sabe que habría que hacer, evitando el seguir poniendo en peligro la vida de trabajadores, turistas y vecinos que deben circular por la zona.
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