Locales | 26 Feb Numerosos padres de alumnos de la Escuela Nº 35 de Constancia anunciaron a los docentes de dicho centro, así como a la Inspección Departamental y a EL TELEGRAFO a través de una carta que están dispuestos a no enviar a sus hijos a la escuela cuando se inicien las clases el próximo miércoles 4 porque consideran que el estado edilicio de la misma no es seguro.
Un total de 180 padres firmó una carta dirigida al inspector departamental de Primaria, Heriberto Ghibaudi, en la que solicitan que tenga la amabilidad de “agilizar las gestiones correspondientes para la construcción del nuevo edificio escolar, ya que se cuenta desde hace muchos años con un terreno donado por la familia Aguilera”.
Sostienen que “como es de notoriedad el deterioro del local lo hace peligroso para su uso” y que el mismo “se encuentra con peligro de derrumbe. A la vista están las grietas en sus paredes y piso” en tanto que “los baños están inutilizables por la contaminación y derrumbes de paredes y pisos”, agregan.
Consideran también que “otra de las contrariedades” es la ubicación que tiene dicho local, pues al estar sobre la Ruta 3 padece además de contaminación sonora, el inminente peligro del pasaje vehicular a metros de salones y patios, lo cual hoy por hoy se ha incrementado notoriamente”.
Agregan que por averiguaciones realizadas la escuela está en un predio del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y que “el día que dicho ministerio decida el ensanche o trabajos viales en este tramo de la ruta, también se vería afectado el local escolar”.
Consideran que se trata de “un local que está superpoblado, ya que fue diseñado y construido para 60 alumnos y hoy tiene 200, por lo que falta comodidad para el estudio, recreos y el almuerzo (el cual los niños realizan sobre el pupitre), reuniones, etcétera”.
“El gran temor de los padres y alumnos es el peligro inminente del local especialmente en días de viento y tormentas, por lo que hay padres dispuestos a no enviar a sus hijos, exigiendo por tal motivo una pronta solución ante el inicio de clases”, señalan.
Los padres no entienden por qué “no sale el local nuevo” ya que desde hace treinta años el señor Carlos Aguilera donó un terreno ubicado a unas tres cuadras del actual para que se construya una nueva escuela. No obstante, en todo este tiempo Primaria no había realizado las escrituras del mismo, trámite que se efectivizó recién en diciembre del año pasado.
La escuela, que fue recalificada como urbana, atiende niños desde Inicial a sexto año pero además, a contraturno, funcionan los grupos de 7º, 8º y 9º año, recibiendo alumnos desde localidades más alejadas, como es el caso de Queguayar.
Hay sólo cuatro salones chicos y cocina aunque, como se indicó, carece de comedor y los alumnos deben consumir su almuerzo en el salón de clases, sobre el pupitre. El año pasado se recibió un contenedor para alojar una clase y dado su reducido tamaño se alojará allí a niños pequeños.
Desde hace por lo menos tres años los padres esperan la construcción del nuevo local escolar y los niños un lugar más acorde a sus necesidades. A pesar de todas estas dificultades y precariedades, últimamente el alumnado de la escuela y el liceo que funciona allí a contraturno han demostrado no sólo su compromiso con la institución sino su capacidad académica, a través de la destacada actuación de los clubes de Ciencia y otros premios obtenidos, como el caso de una alumna de la escuela que ganó un concurso literario. Los alumnos de 7º y 8º año fueron los representantes departamentales en su categoría de los clubes de ciencia en las áreas Social y Tecnológica aunque, increíblemente, el local donde estudian carece de laboratorio.