Paysandú, Domingo 01 de Marzo de 2009

OPINIONES

La voz del público

Locales | 01 Mar La nueva ley de defensa: entre la construcción
de viviendas y el
combate de incendios 
Finalizando el año 2008 el Senado aprobó el proyecto de ley Marco de Defensa Nacional a considerarse posteriormente en Diputados. Este proyecto concibe y transmite a la ciudadanía que el asunto ocupa a toda la nación más allá de su carácter militar.
El camino transitado para su aprobación se compuso de una serie de debates sobre Defensa, luego le siguieron mesas redondas para análisis y discusión de tareas componentes, donde participaron especialistas, representantes de los partidos políticos, organizaciones culturales y sociales, además del Poder Ejecutivo con sus asesores y conferencistas extranjeros invitados.
Luego las propuestas fueron consolidadas en un proyecto de ley que el Ejecutivo remitió al Senado y, siendo analizado por la comisión respectiva, fue finalmente aprobado con observaciones por el Partido Nacional, lo que indica la rigurosidad de su estudio.
Sin embargo, últimamente he leído y escuchado declaraciones de dirigentes y partidarios de la coalición gobernante, expresar que nunca en la historia del país se había arribado a una ley Marco de Defensa Nacional, induciendo a pensar que ésta ha sido un logro del gobierno frenteamplista ante la inacción de aquellos que lo precedieron.
El juicio no lo comparto, pues no diferencia protagonistas, actitudes, espacios, ni tiempos. Desconoce el esfuerzo de todos aquellos que durante tres años asistieron y participaron a los mencionados debates y mesas redondas, desde los propios representantes y asesores del Poder Ejecutivo, los partidos políticos, conferencistas extranjeros y organizaciones culturales y sociales realizando sus aportes.
Corresponde al Poder Ejecutivo la iniciativa de la convocatoria y la sintetización del proyecto, pero la participación de Poder Legislativo y asesores en la discusión y  aprobación del mismo en general es determinante.
Si bien es cierto que Uruguay carecía  de esta ley marco, hay que preguntarse las razones. Allí encuentro que quienes se autoproclaman gestores indiscutibles del proyecto aprobado, desde cuarenta años a hoy, la sola citación de los términos “militar, Fuerzas Armadas”, etcétera. y su asociación a misiones, operaciones y planes, les resultó útil para evitar tratar estos temas y rechazarlos sistemáticamente. Aun así, se efectuaron y autorizaron modificaciones a la Ley Orgánica Militar, misiones y operaciones.
Imagínese el lector  la actitud del Frente Amplio si la convocatoria al debate sobre Defensa Nacional se hubiera propuesto desde los gobiernos de los doctores Sanguinetti, Lacalle o Batlle. ¿Así que cuando se encontraban en la oposición no permitían ni proponían ninguna tratativa sobre Defensa Nacional pero ahora desde el gobierno sí es necesario? Para disimular esta dualidad de criterios según la posición política y no por la evolución de los temas, la coalición frenteamplista ha lanzado ideas múltiples y sucesivas, desde la eliminación de las Fuerzas Armadas, adopción de milicias populares, guardia nacional y hasta la instrucción militar obligatoria en la enseñanza.
A esta secuencia, ya inagotable, y cortando todo el trayecto de la ley Marco de Defensa Nacional, el candidato oficial del congreso frenteamplista, ex ministro de Estado y actual senador José Mujica plantea que “los milicos deben construir casas para los pobres”, cuando visitaba un asentamiento en Maldonado y luego almorzaba en el Conrad.
El actual senador Mujica dispuso como ministro y dispone ahora de los mecanismos para efectivizar su propuesta. Parece que nunca hubiese participado en el gobierno y así está evidenciando el rotundo fracaso del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, al que --supongo-- debió advertir su idea en los consejos de ministros.
Lo secundó el diputado de su mismo sector (MPP) Víctor Semproni, con la propuesta entregada a los subsecretarios de Defensa e Interior, de que el Ministerio de Defensa debe capacitar a los soldados como bomberos para contribuir a combatir el fuego de los incendios.
Al menos, el diputado formuló su pedido a los respectivos ministerios, pero revela las carencias de previsión y planes existentes al respecto. A ambos legisladores les asiste la responsabilidad de solicitar informes, llamar a sala o comisión a los ministros de los cuales ellos denuncian carencias.
También merece una reflexión la situación de haber estado tres años en discusión la Defensa Nacional y luego aprobarse el proyecto, para atender este tipo de propuestas que excluye de la Defensa Nacional a sus principales protagonistas.
Al proyecto de ley le sigue la reglamentación y el análisis de la posibilidad de modificaciones en la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, las leyes orgánicas de cada fuerza, la organización del Ministerio de Defensa, del Estado Mayor de la Defensa y demás ministerios integrantes del Consejo de Defensa Nacional.
Como para dedicarse a continuar proponiendo superficialidades (“al que no quiere sopa dos platos”) y hasta en alguna oportunidad en forma despectiva, olvidándose que el militar y su familia integran la comunidad espiritual de nuestro país.
Fernando Patrón  


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