Opinion | 01 Mar Finalmente la Junta Departamental se hizo eco de una propuesta del edil Rubens Francolino, referente a la explotación con fines turísticos de las islas del río Uruguay por parte de las comunas litoraleñas. Como en más de una oportunidad ha señalado EL TELEGRAFO, a diferencia de Uruguay, la Argentina no considera territorio fiscal las islas bajo su jurisdicción, por lo que muchas de ellas, en especial aquellas que por su ubicación geográfica tienen elevado valor turístico, fueron enajenadas y hoy pertenecen a agentes privados.
Así son explotadas mediante el uso de embarcaciones de diverso porte para turismo aventura, pesca, camping o paseos por el día, desde ciudades como Colón en el caso más cercano a Paysandú. Basta digitar “turismo+islas+colón+entre ríos” en el buscador Google en Internet para tener una idea del grado de desarrollo de esta industria en la vecina ciudad. Incluso al visitar algunos portales, quienes conocen el río podrán identificar en muchas fotografías lugares que pertenecen a territorio uruguayo. Esto no es casualidad: ocurre que los arenales de mayor atractivo están en jurisdicción uruguaya, como es el caso del “varillal”, ubicado entre las islas del Queguay frente a la desembocadura del río homónimo.
Una vez más son nuestros vecinos quienes nos demuestran lo poco que hacemos los sanduceros en materia de turismo, cuando hace años vienen desarrollando una industria cimentada en gran parte en nuestras propias potencialidades. No es de extrañar entonces que sean ellos los principales interesados en integrar un gran “parque binacional”, que incluya todas las islas y bancos de arena de jurisdicción uruguaya. Pero hagamos o no algo, ello no será impedimento para que los empresarios argentinos continúen este emprendimiento, que nos lleva años luz de ventaja. Mientras ellos pasean a sus turistas en gomones, “bananas”, lanchas, botes, barcos y cuanto elemento flotante se les ocurra, aquí ni siquiera contamos con el “catamarán” que nos daba una vueltita frente al Balneario Municipal.
Paysandú sigue dándole la espalda al río. Quizás la Intendencia Municipal pueda ofrecer un impulso al turismo de islas, una vez que la legislación le otorgue la gestión de estos territorios. La apuesta vale la pena.