Opinion | 02 Mar De un tiempo a esta parte los futbolistas uruguayos aseguran estar preocupados y siguen reclamando un tratamiento especial de las autoridades por considerar que no deberían aportar como el resto de los trabajadores.
El tema no es nuevo. El año pasado se movilizaron para que el IRPF no les fuese aplicado, pero no tuvieron suerte. Ahora entienden que han quedado desbalanceados entre lo que aportan por IRPF y la escasa cobertura de seguridad social que reciben.
Según trascendió, cada jugador aporta al Banco de Previsión Social un ficto de $600 por mes de forma fija, pero si ingresaran como trabajadores corrientes los que ganan unos $7.000 deberán aportar $1.400 al BPS y los de categoría A, que perciben unos $18.500, aportarían $3.600.
El secretario general de la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales, Fernando Barboza, sostiene que la situación del futbolista es distinta a la del trabajador corriente y que si empiezan a aportar como el resto de sus compatriotas “perderán beneficios” como el convenio con una mutualista en la cual hoy en día no pagan ni tiques ni órdenes.
Otro punto de preocupación para los futbolistas es el seguro de lesión. “Hay un alta médica y una deportiva. Tenemos un convenio que cubre al futbolista por el alta deportiva: si no puede jugar por seis meses se le paga el sueldo íntegro, el 100%. En el BPS es diferente porque se va graduando el sueldo y se aplican escalas”, dijo Barboza.
Agregó que “esto sería el caos para los futbolistas”, teniendo en cuenta que tampoco les serían contempladas las horas extra. “Si un jugador tiene que viajar setenta y cuatro días, entrenar o concentrar, ¿se los considera el BPS?”, dijo el dirigente.
Si bien es cierto que puede aún haber cosas por definir respecto al régimen de trabajo de los futbolistas, ¿por qué deberían tener un tratamiento diferente ante impuestos de los que ningún uruguayo se salva? ¿Qué tan diferentes son sus horas perdidas en viajes de las de un camionero que tiene que esperar un día o dos para descargar o pasar la aduana?
La protesta por el pago de tiques resulta sin duda indignante para un peón rural o un obrero zafral que debe pagarlos de sus magros salarios para ser atendido en cualquier mutualista y, por último, si bien es cierto que los futbolistas están expuestos a lesionarse mientras juegan, también lo están otros trabajadores con riesgos profesionales y que igualmente aportan.