Nacionales | 27 Feb El ex represor Gregorio Álvarez, encarcelado por violación a los derechos humanos durante la dictadura, enfrentó ayer un careo judicial ante la familia del guerrillero tupamaro Roberto Luzardo, fallecido por falta de asistencia en un hospital militar hace 36 años. “En todo momento, Álvarez negó haber conocido a Roberto Luzardo y afirmó que no impartió ninguna orden para que le retiraran la atención médica, aunque por un momento pareció entrar en contradicciones”, informaron fuentes judiciales. En calidad de indagado, Álvarez compareció ante el juez Juan Fernández Lecchini en la causa que investiga la muerte de Luzardo, quien fue herido de bala en 1972 en un enfrentamiento con las Fuerzas Armadas y trasladado al Hospital Militar de Montevideo, donde pereció al año siguiente luego de no recibir la atención médica necesaria. Por su parte Luzardo fue acusado desde filas castrenses de haber sido uno de los autores de la muerte del uniformado Artigas Alvarez, hermano de Gregorio. Durante el careo participaron dos hermanos y la madre de Luzardo. Álvarez arribó a la sede penal esposado, con chaleco antibalas, escoltado por una veintena de policías y bajo el grito “asesino, asesino” proferido por integrantes de organizaciones radicales y defensoras de los derechos humanos. Ana María Blanco -viuda de Luzardo- señaló a al ex dictador como responsable directo de la muerte de su esposo. “Dentro de las Fuerzas Armadas a partir de enero del 73 el comando designa un comando aparte que se dedica solamente a la sala ocho, que es la sala de los detenidos políticos. Eso los hacía ir a un trato diferente y las órdenes venían no por médicos, sino por militares. Ahí hay una responsabilidad que le llega al comando militar, al Estado Mayor Conjunto, que era donde estaba Gregorio Álvarez (...)”, declaró Blanco a “El Espectador”. Mientras tanto, uno de los hermanos de Luzardo, Carlos, reivindicó la participación de su hermano en el MLN para “combatir el terrorismo de Estado”.
“Me interesa recalcar el derecho del pueblo a levantarse en armas contra la tiranía. Cuando no era el terrorismo de Estado personajes que secuestraban muchachas embarazadas, las mantenían vivas para parir para robarle el bebé y asesinarlas”, dijo el hermano.