Paysandú, Miércoles 04 de Marzo de 2009
Locales | 27 Feb Apicultores de la zona de Guichón están muy preocupados y se sumaron a la larga lista de denuncias que se suceden en lo nacional referidas al manejo masivo de productos químicos, aplicados en fumigaciones aéreas y terrestres a través de los llamados “mosquitos” y avionetas.
En diálogo mantenido con EL TELEGRAFO Carlos Urruty enfatizó que “estos productores no escaparon a este desastroso problema” y se preguntó si se trata de “negligencia, irresponsabilidad o desconocimiento de los territorios y sus diferentes producciones por quienes aplican estos productos”.
“El avance de los nuevos modelos productivos, a los que bien podríamos llamar destructivos, han crecido con el afán de producir más y más a cualquier costo, sin importar los perjuicios, desconociendo a la vez los equilibrios naturales. ¿Sabrán que existen ecosistemas y que gracias a ellos vivimos? Si éstos se alteran o se rompen, nos destruimos nosotros mismos”.
“A lo largo de los años, quienes vivimos en la zona hemos sido medianamente prolijos, pero muchos que vienen de afuera solo les interesa sacarle el jugo a la naturaleza al extremo”, enfatizó. Uruguay es reconocido en el mundo por la calidad de algunos de sus productos, uno de los cuales es la miel, que ha obtenido una calidad inalterada y casi sin químicos. “En los últimos años con el avance destructivo de algunos monocultivos --principalmente la soja-- se han producido descontroles de todo tipo. La desmedida expansión de este cultivo desmembró al principal departamento productor de miel del Uruguay, como lo es Soriano”.
“La pérdida de miles de hectáreas de praderas transformadas en soja y agravados con las contaminaciones por fumigaciones provocando la muerte de miles de colmenas, ha llevado a que cientos de apicultores de esta zona busquen nuevos lugares en las forestaciones de eucaliptos en el litoral oeste. Los apicultores de Guichón veíamos estos problemas un poco lejos, pero ahora son una realidad”, agregó.
“La verdad es que los apicultores no saben a quién acudir: el problema está, pero la solución no. Abejas muertas en la piquera, otras atontadas y adentro de la colmena otro puñado a punto de morir, son la muestra fiel de una triste realidad”.
Comentó que eso “en ciertos casos genera resignación e impotencia con el agregado que aparecen otros productores desplazados del sur, que ofrecen precios desmedidos con tal de conseguir un lugar en la zona”.
Urruty detalló que “las reu-niones con la División Apicultura del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, a través del técnico responsable, no fueron fortuitas. Algunos apicultores participaron de una charla dictada por los servicios agropecuarios sobre manejo de fitosanitarios. Según los técnicos había que realizar la denuncia en la seccional policial, pero tiempo después el responsable de los servicios agrícolas respondió que nunca se dijo que había que denunciar en la seccional, que ellos solo pueden determinar si existió deriva, analizando la pastura a cierta distancia y si es así se sanciona al aplicador. Todo es verdaderamente traumático, ya no se sabe a quien acudir. Se ha pedido que se bajen formularios de Internet, completarlos y enviarlos. Los técnicos del MGAP han llegado a afirmar que los apicultores están desorganizados para atacar estos temas”.
“Lo que queda claro es que el apicultor chico, que transpira en los apiarios, arma cajones, pone cazadores, encera, alambra, cosecha, repara su vehículo y sufre los problemas climáticos, aparte de todo esto debe ser un entendido en relaciones humanas para no herir con sus palabras al técnico responsable”.
“Ser aplomado para no reaccionar con las contradicciones dictadas, ducho en Internet para encontrar en los laberintos de la web un formulario, imprimirlo y llevarlo a un fax. Demasiado fuerte para la realidad que debemos enfrentar”, concluyó.
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