Paysandú, Miércoles 04 de Marzo de 2009
Locales | 27 Feb El grupo ambientalista Guayubira propone debatir, en este año electoral, el modelo forestal del país al que consideran “un tema que requiere una mirada retrospectiva”. “Si bien son muchos los elementos a abordar en tal debate, en estos momentos nos parece importante enfocarnos en tres de ellos, basados en noticias muy recientes vinculadas al tema. El primero de ellos es el factor empleo. Mientras que en el último
cuatrimestre de 2008 el nivel de desempleo a nivel nacional bajó a
cifras históricas de 6,9% y en el Interior al 7,4%, Río Negro siguió
siendo el departamento con mayor índice de desempleo de todo el país,
situándose en 12,1%.
Vinculado a ese hecho, es importante señalar que Río Negro es uno de los departamentos más forestados del país, con más de 100.000
hectáreas de plantaciones, de las que, de acuerdo con la Dirección
Forestal, unas 88.000 son de eucaliptos y el resto de pinos”, recordó la organización. Al respecto, considera que “contrariamente a lo publicitado por las empresas en cuando a los miles de empleos que se generarían vinculados a las plantaciones y fábricas de celulosa, este modelo forestal no solo no resuelve el problema del desempleo sino que más bien parece consolidarlo”.
El segundo aspecto a debatir desde la óptica de Guayubira es “el de los costos que ese modelo implica para la sociedad en su conjunto y uno de ellos es el del tránsito de los camiones de madera”. Informó el grupo que el 10 de febrero hizo un recorrido por la ruta pavimentada que une a Paysandú con Fray Bentos, donde es posible observar “la profunda huella dejada en la mitad de la carretera por la que transitan los camiones cargados de madera, en tanto que la otra mitad por donde vuelven sin carga, no presenta huella alguna”.
“En todo ese tramo no hay ni un solo peaje, por lo que el costo de reparación de esa carretera corre enteramente por cuenta del Estado. Al mismo tiempo, ese estado de la ruta la vuelve enormemente peligrosa tanto para los camiones como para todos los vehículos que la transitan, por lo que requiere ser urgentemente reparada, y eso deberá hacerse con dineros públicos que se suman a otras subvenciones con las que ha contado y sigue contando el sector forestal”, agrega.
El tercer factor señalado es los impactos de las plantaciones sobre la población que habita en sus inmediaciones. Al respecto, se refirieron a una gira realizada el 8 de febrero por la colonia Baltasar Brum en Paysandú, rodeada totalmente por plantaciones de eucaliptos y pinos.
“Un grupo de colonos nos llevó a recorrer la zona y nos mostró el cauce totalmente seco del arroyo Guaviyú en su tramo medio. De acuerdo con la gente local, ese arroyo no se había secado en ninguna sequía anterior y atribuyen el fenómeno a la forestación de la cuenca del
arroyo.
También nos mostraron zonas de bañado donde antes de la llegada de la forestación no se pasaba ni a caballo y que ahora permite el paso ‘hasta con tacos altos’. A eso se suman los impactos sobre cultivos y ganado de las crecientes poblaciones de zorros, jabalíes y ciervos que se han instalado en las plantaciones, convirtiéndose en plaga, y que se alimentan de las producciones agropecuarias de los colonos”.
“Testimonios como esos no son una excepción, sino que abundan en todas las zonas forestadas. Solo hace falta recorrerlas y escuchar a la gente que allí habita para constatarlo. Incluso si se ignorara toda la documentación existente acerca de los impactos de la forestación generada a lo largo de los 20 años de vigencia de este modelo forestal, los ejemplos aquí reseñados son suficientes para concluir que se requiere un viraje profundo en este tema”, afirma Guayubira.
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