Paysandú, Miércoles 04 de Marzo de 2009
Locales | 03 Mar Los clasificadores de residuos de Paysandú, que diariamente recorren la ciudad con carritos de mano tirados por bicicletas o caballos, comenzaron a organizarse bajo la tutela de la organización no gubernamental (ONG) “Educación Solidaria”, contratada por el Ministerio de Desarrollo Social en el marco del programa “Uruguay Clasifica”. Esta inicia actividades en la frontera con Argentina como consecuencia de la obtención de recursos provenientes del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), que se nutre de aportes de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, con destino a la ejecución de obras viales y sociales, entre otros aspectos.
El asistente técnico de Uruguay Clasifica para la región Litoral Oeste, Marcelo Rodríguez, explicó a EL TELEGRAFO que la ONG “Educación Solidaria” es la responsable de la ejecución del programa para Bella Unión, Salto y Paysandú, en tanto IDES cumple la misma función en Río Negro, Soriano y Colonia.
“El programa Uruguay Clasifica comenzó en el 2006 como una propuesta del Mides para abordar la problemática de un sector de la población que hasta el momento no había sido contemplada.
El objetivo es ‘incluir para reciclar, reciclar para incluir’ y apostamos a mejorar las condiciones de trabajo de los clasificadores, dignificando su tarea a partir de que ellos mismos se reconozcan como trabajadores, para que luego también la sociedad los reconozca como tales. Apostamos a un trabajo de inclusión social y participación ciudadana”, agregó Rodríguez.
El programa considera “clasificadores” a aquellas personas que tienen a la recolección y clasificación artesanal de residuos sólidos urbanos como uno de sus principales medios de supervivencia, tanto mediante la venta o trueque de la materia prima reciclable y los materiales reutilizables, como de su aprovechamiento para el autoconsumo o la cría de animales.
Trabajo infantil y discriminación
Uno de los aspectos que demanda urgente intervención es que, al tratarse de una actividad en la que habitualmente participa toda la familia, se ven involucrados un número muy importante de niños, y adolescentes. Esta se considera una de las peores formas de trabajo infantil presentes en el país, a la vez que aporta a consolidar el ciclo de reproducción de la pobreza con la transmisión del “saber hacer” de padres a hijos (se encuentran familias con hasta cuatro generaciones clasificadoras).
Se trata de uno de los sectores sociales que, según el Mides, “sufre uno de los peores extremos de exclusión social”, en el que la pobreza y exclusión “conviven y se potencian con aspectos ambientales, sanitarios y habitacionales derivados de las condiciones en que realizan su tarea”.
“También derivado de las especiales características de su trabajo, los clasificadores experimentan frecuentes situaciones de discriminación que, a la vez que afectan gravemente su autoestima y la confianza en sus propias capacidades, obstaculizan tanto el pleno ejercicio de sus derechos como el desarrollo de procesos de inclusión social y de reconquista de ciudadanía”, dice un estudio del citado Ministerio, llamado “Tirando del carro”.
Considera el Mides que la evolución --desde la denominación “hurgador” a la de “clasificador”-- intenta dignificar su accionar y resignificar su rol como agente ambiental y económico, aunque reconoce que “aún queda camino por recorrer para lograr traducir dicho cambio en verdaderas transformaciones en sus condiciones de vida y de trabajo”.
“Esta construcción de una representación despectiva y negativa de aquellos que se dedican a esta actividad, no reconoce el papel positivo que tienen o pueden llegar a desarrollar en la gestión de los residuos sólidos de las ciudades; en la recuperación de materias primas para su reciclaje; en la promoción socio-ambiental a nivel comunitario; y en la generación de fuentes genuinas y dignas de empleo productivo (si se desarrollan otras modalidades de clasificación) para uno de los sectores de la sociedad que más dificultades enfrenta en la búsqueda de puestos de trabajo formales. Pero, por sobre toda otra consideración, no reconoce el esfuerzo que implica esta particular tarea ni las peligrosas condiciones en las que se realiza, siendo habitualmente la única alternativa disponible para obtener un ingreso económico para su hogar”, agrega el documento.
Aunque un estudio presentado en noviembre de 2004 por las consultoras Fichtner y LK Sur, indica que el ingreso de los clasificadores se ubica entre 86 y 146 dólares mensuales (con una cotización del dólar a 30 pesos en ese momento), sostiene el Mides que del análisis de los datos de los hogares clasificadores inscriptos en el PANES en el 2006 se desprende que la media de ingreso per cápita es de 474 pesos mensuales incluyendo todas las actividades económicas de todos los miembros del hogar mayores a 14 años.
En tanto, las empresas recicladoras adquieren el PET claro entre 7 y 10 pesos por kilo, pero los clasificadores no acceden a comerciar directamente con ellas, por no alcanzar los volúmenes requeridos ni integrar emprendimientos formales.
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