Opinion | 05 Mar El próximo lunes 23 el Ministerio de Salud Pública comenzará en todo el país la campaña de vacunación contra la gripe, que este año tiene la característica de ser extendida hasta los 5 años de edad (anteriormente abarcaba solo hasta los 2 años). Seguirá focalizada en la población de niños y adultos mayores, que constituyen los sectores poblacionales más expuestos al virus de la influenza y en los que generalmente se registran las mayores complicaciones.
La extensión de la vacunación es aconsejada en varios países del mundo. Como sabemos, si bien esta enfermedad constituye cada año una molesta invasión, hubo tiempos en que se erigió como una verdadera pesadilla para médicos y pacientes. Fue en 1918, cuando una gran epidemia produjo los índices de mortalidad más elevados de la historia de este mal, provocando la muerte de quince millones de personas, en su mayoría niños y adolescentes.
En la actualidad y como fruto del avance tecnológico y el empeño de los investigadores científicos, se consigue año a año fabricar la vacuna hecha a partir de virus de la gripe atenuados o muertos que aquejaron los últimos años, protegiendo de esta manera contra los virus más nuevos. Como sabemos, la gripe tiene un cuadro clínico característico y varias cepas distintas del mismo virus influenza son los agentes causales que van mutando año tras año.
Lo que hace la vacuna es permitir que el individuo reaccione inmunitariamente, es decir que al llegar el verdadero virus el organismo disponga de las herramientas necesarias para defenderse del virus influenza.
Este año las vacunas que se inocularán en Uruguay provienen de Francia y se distribuirán en forma gratuita en todas las instituciones de salud, resultando prioritaria la vacunación de niños de hasta 5 años, grupos de riesgo, mayores de 65 y residentes en hogares de ancianos.
Es de esperar entonces que los padres, generalmente más reacios que los abuelos en cuanto a concurrir al puesto de vacunación, tomen conciencia y hagan vacunar a sus hijos, ya que las máximas tasas de ataque anual de la gripe tienen lugar en los niños. De esa manera estarán protegiendo a toda la familia y ahorrándose molestias y problemas puesto que está comprobado que la gripe tiene repercusiones sociales y económicas considerables, además de suponer una importante presión sobre los servicios de salud.