Paysandú, Viernes 06 de Marzo de 2009
Locales | 04 Mar Reflexiones
Un pueblo podrá progresar, cuando el 70% de su gente pueda confiar en su Intendente. Para eso se necesita cambiar de estilo, blanquear la política, asumir las responsabilidades con honestidad y capacidad, con mesura, sin pasiones, respetando las promesas y compromisos, y fomentando el diálogo para escuchar y corregir, no para marginar y sectorizar.
El pueblo necesita, hoy y siempre, que el elegido le brinde protección, justicia, ecuanimidad y seriedad de gestión en cada acto, defendiendo los intereses generales del departamento. Y que cuando los úmeros no dan, diga la verdad sin tapujos ni maquillajes, corrija el error y no actúe livianamente, aumentando impuestos que generan el efecto que castiga a los que dijo defender.
La mentira electoral y de gobierno es costumbre digerida e indigesta que el pueblo, desolado, abatido, depresivo, bajoneado y acostumbrado, transforma en rebeldía ciudadana y explica la desazón y resignación con que los contribuyentes responsables y honestos siguen aportando frente a los otros que dejan de hacerlo, empadronan afuera, circulan sin o con matrículas viejas, escapes libres, etc., etc.
Nadie tiene la verdad absoluta, pero se subestima al electorado haciendo uso y abuso de la mentira, el acomodo de parientes, sorteos truchos, colocando figuras partidarias sin capacidad ni idoneidad en direcciones y digitando el tiempo para explicar una y otra vez que ya se van a ver los cambios, junto a otras modalidades todas fuera de circulación por reiterativas. Y aquí vale mencionar que es en todos los partidos. Casi todos se dan cuenta, pero pocos mencionamos públicamente logrando la exclusión de algunos medios, “sugerida” lógicamente para evitar perder votos.
La población, en un continuo suicidio colectivo en cuanto a la esperanza, con un gesto de “me da lo mismo”, siguen subsistiendo al abuso de poder, los aumentos inconsultos tanto de contribuciones como de patentes, los aforos sin corregir, nuevas leyes de tránsito para aumentar los costos de circular sin soluciones que terminen con el caos, etc. etc. reduciendo su derecho a vivir mejor, por la inercia y la siesta de conciencia en la que la mayoría electoral está inmersa hace rato, diría que más de 20 años.
La culpa no es del chancho, sino del que vota como antes y como hasta ahora, sin analizar, drogando su conciencia a límites que sorprenden por la simpleza y el absurdo colectivo.
Hay que despertarse y abrazar la realidad tangible. Hay que arriar las banderas partidarias, encender la razón y el corazón, pensando en todos; matar el “yo” costumbrista del partido, para que los sanduceros más capaces, más honestos, con voluntad de servicio, sin egoísmos ni antagonismos, sin intereses personales ni grupales, pero con visión del departamento posible, menos peor que el de hoy y el de ayer, puedan juntarse y cambiar la historia.
Tiene que haber partidos para que exista democracia, pero esta no debería permitir el exabrupto fácil, la descalificación cotidiana, la discriminación, el abuso mediático y la proliferación de incapaces que representan sus intereses.
Todos los partidos tienen historias buenas y malas, así como muertos por igual. Ni la historia ni los muertos cambiarán la realidad y desazón de hoy. Por lo tanto, ¡dejemos a ambos descansar en la paz que hayan podido encontrar!
¡¡Si en cada acto partidario hay que resucitar un muerto, qué poco hay para decir creíble!! ¡¡Qué poca capacidad de convencer tiene el orador y supuesto líder!!
Con todo respeto, somos los ciudadanos de hoy que debemos honrar lo que fue bueno, pero dedicar nuestro esfuerzo y palabra en busca de la credibilidad perdida. Y dicho también con el máximo respeto, muchos de los hoy llamados o autoproclamados líderes, no tienen aptitudes que los distingan, ni han probado nada para pronunciar nombres de figuras que honraron los distintos partidos; por lo tanto, bueno sería hacerles saber nuestro pensamiento con firmeza y claridad. Por el contrario, su participación política en cargos de relevancia ha sido un fracaso caro a nuestros bolsillos menguados.
Es el aplauso impensado, costumbrista y cómplice, el que gesta el palabrerío político inconsistente de la repetición periódica, buscando el sentimiento fácil antes que el análisis conciente de la verdad crucial y urgente que, sin abrazarla para seguir, causará otros 5 años de desencuentros.
¡Qué fácil es autoanalizar los procedimientos erróneos que nos han conducido a la división de personas bajo determinados colores! ¡¡Menos mal que existe la religión y la resignación que enferma, porque hasta Dios, desalentado, en ella se ha refugiado y a Paysandú abandonado!!
Estamos, hoy como antes, a tiempo y tal vez tengamos la última oportunidad pensando en todos.
Hay que mejorar lo mejorable, proseguir con los aciertos, olvidar los desencuentros y empezar de nuevo por el país y el departamento. El pueblo soberano, dueño del poder, debe aprender a usarlo y evitar ser usado.
¡Siempre es bueno reflexionar y creer, tan solo por un rato, en las utopías que pudieran cambiar la historia!
Carlos Laborde
LA VOZ DEL PÚBLICO
Uruguay ¿Hay que pasar el invierno?
Siempre recordaré la frase de un gaucho entrado en años, fabricante de sillas de juncos y madera, cerca de Sauce en Canelones, cuando le pregunté ¿usted es el Sr. Pérez?, me dio la mano y me respondió “no, soy lo que queda de él”. ¿Estamos viviendo lo que queda del Uruguay que todo recordamos?
Bertolt Brecht (poeta y dramaturgo alemán) decía “Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad”.
Aunque todos los gobiernos hablan del proteccionismo como el eje del mal, de la boca para adentro están articulando medidas para-arancelarias, tratando de morigerar la gran crisis que se avecina, habida cuenta que el presente es solo una muestra, todavía falta agregarle el descontento social. A los uruguayos no se nos mueve un pelo, estamos acostumbrados, hace tiempo que vivimos en crisis recurrentes, tal vez por eso nos importa más si suben o bajan los combustibles, si baja el boleto o si el asado de tira se mantiene, mientras el mundo se está “haciendo pelota”.
La informacion económica que brinda el Gobierno es de “muy mala calidad”, los que la repiten tratan de ver el vaso medio lleno por conveniencia o por voluntarismo, mientras la consigna es llegar a las elecciones y para eso nada mejor que tomarse un crédito de U$S 400 millones, para apoyar reformas, para ayudar a implementar un nuevo sistema tributario, para apoyar el desarrollo de políticas sociales y modernizar aspectos del sistema financiero.
¿Cómo, eso no es lo que se estuvo haciendo con la recaudación? ¿Otra vez sopa?, ya debemos U$S 4 mil “por cabeza” ¿Será que estamos viviendo una nueva era del socialismo?, donde se socializará el riesgo (créditos que pagaremos todos) y se privatizarán las ganancias (que se llevan pocos). En este contexto poco importa qué partido sea el que gane las elecciones, a nadie le sirve una “victoria pírrica”, el nuevo gobierno, sobre todo si es de la oposición, estará sentado en un polvorín.
El problema ya dejó de ser económico y se transformó en social, basta fijarse el crecimiento de la desocupación en el mundo para darse cuenta “por donde aprieta el zapato”. Mientras no veamos progresos en la economía norteamericana (25% de la mundial), lo mejor será agregarle una nueva cerradura a la puerta, ponerse un cocodrilo al bolsillo, llenar bien la heladera (los que puedan) y ponerse a invernar.
Para los demás necesitamos más “Gramont” y menos intermediación solidaria.
Alberto Moroy
SOLICITADA
Hago esta solicitada movido por todas las cosas que están pasando en este año electoral y para aclarar algunos puntos.
Fui blanco y le presté mi voto al Frente Amplio, pensando en darle una oportunidad y creyendo aquello de que los partidos tradicionales estaban llenos de corruptos. Hoy, después de haber visto un mal gobierno, con gente corrupta en sus filas usando el acomodo y el amiguismo después de haber dicho que los ladrones solo eran blancos y colorados, le retiro mi voto. Le retiro mi voto y voy a trabajar para quitarle más votos. Y seguro que lo lograré.
1 - Escucho al Sr. Nin Novoa criticar la Ley de Caducidad y tiene razón; pero hay que aclarar algunos puntos. Yo era Blanco cuando se votó la Ley de Caducidad y voté en contra para que no saliera aprobada y si salió aprobada fue por los miles de Frenteamplistas que la votaron. Esto es así y es pura hipocresía. Desafío que me desmientan lo que digo. Hoy hay muchos frenteamplistas rasgándose las vestiduras contra la Ley de Caducidad y ellos mismos ayer la votaron.
2 - Hoy escuché al Senador Michelini criticar a la oposición por la Ley de Caducidad y diciendo que la salida de la dictadura a la democracia fue mala. Sí, fue mala; pero que no se quejen. El Frente Amplio en el Pacto del Club Naval aprobó y arregló con los militares esa salida. Pura hipocresía la suya. La verdad sea dicha, el único partido que no fue al Club Naval fue el Partido Nacional y nadie lo puede desmentir.
3 - Se prometió mucho y se hizo poco en estos años y eso que el Frente Amplio tuvo mayorías absolutas a nivel parlamentario. No hizo más porque no quiso: podía prescindir de la oposición y ¿qué hizo? Poca cosa. Eso no se lo perdono.
4 - Si soy socialista soy solidario, me debo a mi pueblo y debo siempre ponerlo delante de los intereses personales. Los socialistas de este gobierno se conduelen de la pobreza y dan el Panes, pero se quedan para sus bolsillos con la parte del león. No es lógico ni justo, y menos en un gobierno que se dice Progresista, que los cargos políticos que ocupan sean remunerados con sueldones. Todos los cargos políticos, de todos los partidos y más aún de este gobierno Progresista, deberían estar topeados a una canasta básica a nivel de Montevideo y lo otro ser volcado a educación, salud o préstamos a la gente, para que no se vaya del país. El Sr. Nin Novoa gana $ 212.000 por mes. Yo digo: ¿no podría vivir con $ 35.000 y el resto entregarlo a los hospitales? El candidato Astori gana $ 116.000 por mes: que viva con $ 35.000 y entregue el resto al Hospital de Clínicas que dicen que hace meses no puede ni sacar placas por falta de dinero.
Esta es otra de las cosas que me lleva a abandonar el Frente Amplio. Si yo digo que soy Socialista tengo que dar el ejemplo y si no doy el ejemplo, no soy más que un pequeño burgués acomodado como estos señores que nombré.
Insisto, todos los cargos políticos deberían ser topeados en $ 35.000 y si no les sirve, a otra cosa. Lo digo con sinceridad: me da vergüenza ajena ver esos sueldones que ganan los políticos elegidos por el Pueblo, mientras ese Pueblo muchas veces no gana más que $4.000 por mes y les dio su voto. Lamentable y totalmente injusto.
Me acuerdo cuando se decía no meter la mano en la lata y más de uno la ha metido en este gobierno. Hay muchas injusticias: hace poco escuché que un Ministro actual tiene a su señora que es Consejera de Secundaria, creo. No niego que tendrá sus méritos; pero si el marido es Ministro, ¿no habrá alguna mujer Frentista más pobre y con méritos suficientes para ocupar ese cargo y repartir un poquito, ya que se dicen socialistas? Por último, la educación se cae a pedazos. De lo poco que le queda al Gobierno es el Plan Ceibal, creado por el ingeniero Negroponte, graduado en Harvard o sea un lacayo del impero, como suelen decir.
Lamentable la hipocresía y lamentables las contradicciones.
Ex frentista - CI 1.605.062-3
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