Locales | 01 Mar En una entrevista por TV al señor Hierro López le pedían su opinión sobre el movimiento de votos de su partido hacia otras filas, y éste citaba (no sé si a modo de intimación) una situación en la que una persona perteneciente al partido Colorado, que había entrado a la Intendencia de un departamento, luego de obtener el cargo se declaró blanco. Lo que le ocasionó problemas con ambos, blancos (más exactamente con Lacalle según citó) y colorados.
No dio el nombre acotando que se dice el pecado pero no el pecador. El pecado original es que se siga avalando alegremente el acomodo, como sigue sucediendo en todos los partidos, pero que además se exprese de forma tan abierta, es realmente lamentable.
Los partidos políticos no son dueños de los votos de los ciudadanos, porque hayan militado o los hayan votado, o hayan obtenido un carguito; por el contrario agradecidos por el apoyo recibido en su momento deberían estar.
Las personas son libres de votar y manifestarse, y por supuesto cambiar de partido cuantas veces se les antoje, pues éste es el libre juego de la democracia, por más que no sirva a los intereses de las cúpulas.
Los votos hay que ganárselos, no se compran, ni se heredan. Es insólito que personas inteligentes, cegados por su soberbia y arrogancia no vean la realidad, por más que ésta los haya golpeado.
Javier Pizzorno