Paysandú, Sábado 07 de Marzo de 2009

Informe de situación del plan agropecuario

Las lluvias fueron muy irregulares en Paysandú

Rurales | 05 Mar Las precipitaciones registradas en el departamento de Paysandú fueron muy irregulares: en la ciudad y zonas cercanas superaron claramente los 120 milímetros, en tanto en el este oscilaron entre 60 y 90, y en el norte fueron más escasas.
Datos recogidos por EL TELEGRAFO indican que, hasta las 17 de ayer, los registros más destacados fueron en Esperanza, donde cayeron 147 milímetros y el Sacra se desbordó, y en la ciudad, con 124. En la Colonia Pintos Viana llovió 90, Colonia Uruguay 80, Juan Gutiérrez 72, Guichón 60 y en Piñera 50. En Quebracho llovió 62, Guarapirú 58, Guaviyú 40, El Eucalipto 25 y Paso del Parque 20.
El tradicional informe de situación del Instituto Plan Agropecuario, a través de su Regional Litoral Norte (Artigas, Salto y Paysandú) establece que en nuestro departamento se puede apreciar que hubo un fuerte déficit hídrico en la primavera, con recuperación parcial en algunas zonas. Las más complicadas están en El Eucalipto y en Tambores. De acuerdo a lo que aconteció en 2008, “se puede afirmar que en las zonas afectadas por la sequía se alcanzó un total de agua caída no superior a los 700 mm, el cual es el valor más bajo en 50 años”.
Respecto a las aguadas, se indica que la falta de lluvias abundantes en los últimos meses ha provocado que, tanto naturales como artificiales, “han sido muy deficitarias. Se han secado tajamares y lagunas que ni en la seca del 88/89 se habían secado”. Como consecuencia, las escasas lluvias de diciembre y la faltante de enero, sumadas a las altas temperaturas y al viento, “desecaron muchos cauces de agua, lagunas y tajamares. Esta realidad complicó el manejo de los animales, que hubo que juntar en potreros y trasladar animales a tomar agua a los lugares, etc”.
Las últimas lluvias caídas mejoraron en algo la situación, pero debido a la alta variabilidad de las mismas persisten aún zonas con problemas serios. Se recomienda la evaluación de obras de abrevadero para evitar futuros problemas.
Pasturas naturales
Puede observarse un declive en cuanto al resentimiento de las mismas, que comienza en Artigas (donde fue menos grave el efecto de la sequía) y se agrava hacia Paysandú. “Igualmente, dentro de cada departamento se aprecia una heterogeneidad de situaciones tal, que los suelos más superficiales son los que más han sufrido la falta de agua y los de basalto profundo los que menos”, indica el informe.
Las disponibilidades de pasto actualmente son bajas a muy bajas (alturas entre 2 a 3 cm de pasto) comprometiendo eso la performance animal actual y a futuro. “En zonas donde la sequía ha sido severa, como por ejemplo la de El Eucalipto, el problema comenzó en el verano pasado, habiendo producido los suelos de basalto superficial negro la mitad del pasto de un año promedio”.
“La situación se agudizó en la primavera, cuando creció un 80% menos que un año promedio y en la primera mitad del verano prácticamente el pasto no creció”.
“Todo esto significa que la disponibilidad de pasto es muy baja y las chances de recuperar dicho déficit son muy poco probables”.
“Debido a esto es que necesariamente hay que tomar decisiones pensando en el invierno. Las cargas a manejar en un basalto promedio (es decir 30% de profundo, 35% de superficial negro y 35% de superficial rojo), partiendo de la base de que no hay traslados de pasto de estaciones anteriores, oscilan para el otoño según la situación, entre 0,4 a 0,88 unidades ganaderas (media 0,57 UG/ha) y para el invierno entre 0,22 a 0,48 (media 0,34 UG/ha)”.
Por esto, el ajuste de carga representa una buena opción para minimizar pérdidas invernales. Otro aporte interesante para hacer es que, no obstante las lluvias ocurridas, la recuperación de las pasturas naturales está siendo muy lenta. Si bien en principio se ve un crecimiento muy rápido de la hoja, eso se debe no a un proceso de división celular, sino a la expansión celular por llenado de agua. Una vez ocurrido eso las pasturas prácticamente han estancado su crecimiento.
La pérdida de cobertura vegetal por muerte de plantas ha sido notable. Todo esto contribuye, a la vez, a que la recuperación sea muy lenta a pesar de existir mucha disponibilidad de nitrógeno, lo cual no alcanza para compensar la pérdida de cobertura vegetal. Es necesario mencionar que aquellas pasturas que han sido manejadas con cargas acordes a su capacidad han respondido de mucho mejor forma que aquellas sobrepastoreadas.


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