Paysandú, Domingo 08 de Marzo de 2009
Deportes | 02 Mar En lo previo, y sin conocer lo que dictará el fallo del Tribunal Arbitral de OFI, todo hace suponer que las dos piedras que partieron desde la Tribuna Oeste del Estadio Artigas durante el clásico entre Paysandú y Salto podrían llegar a ser determinantes, ya que la situación así fue catalogada por la terna arbitral, que señaló en su momento suspender el partido ante los proyectiles lanzados desde el citado sector.
Es decir que los dos trozos de hormigón podrían ser cruciales a la hora de conocer qué sucederá con la definición del Litoral Norte. O quizás no.
Pero la situación no deja de ser increíble si se tiene en cuenta que la Tribuna Oeste está inhabilitada por la Intendencia, la Comisión Administradora del Estadio Artigas (CADEA), el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, Presidencia de la República o vaya a saber quién. O sea que, de haberse cumplido con lo que se reza habitualmente, los dos proyectiles nunca podrían haber llegado a la cancha sencillamente porque no habría nadie ubicado en dicho sector.
Es más, con tanta dedicación se intenta controlar el ingreso al sector Oeste del Estadio Artigas, que hasta resulta jocoso que los funcionarios sean tan celosos con los periodistas, obviamente acatando órdenes que prácticamente exigen conocer hasta el peso de quienes trabajan en los medios de comunicación, dado que el máximo permitido para estar en la Tribuna Oeste --o mejor dicho en el palco oficial-- es de 20 personas.
El cupo es limitadísimo. A los medios radiales se les brindan tres lugares y a EL TELEGRAFO solo uno, siempre y cuando no lleguen colegas radiales de otros departamentos, ante lo que al periodista del diario no se le permite el ingreso y se lo deriva a la Tribuna Este, desde donde se ha optado por seguir a la selección por razones de seguridad.
Y ni hablar que el periodista que cubre el preliminar debe retirarse para darle su lugar al que observará el partido de fondo.
Eso sí, vale señalar que en varias ocasiones ese cupo límite de 20 personas es excedido en número --ingresando personas que nada tienen que ver con la tarea de periodista--, aunque no quizá en kilos a ojo de quienes tienen la inmensa responsabilidad de indicar quién pasa y quién no, dado que de ello parece depender que la tribuna se mantenga en pie.
Lo cierto es que el día del clásico pasó lo que no tenía que pasar. La Tribuna Oeste se habilitó para el entrenador sanducero Sergio Esquivel, que estaba expulsado.
Junto al técnico estaban dos chicos, pero resultó ser que también se abrió para unos cuantos allegados al combinado de Salto que nada tendrían que hacer en ese sector si es que realmente la tribuna está inhabilitada para todos.
Ahora las piedras no tienen dueño aunque, más allá de que resulta obvio que alguien las tiró a la cancha, las responsabilidades parecen ser bastante compartidas. S.T.B.
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