Locales | 09 Mar (Por Ricardo Cattani Barcia). Hotelería colmada con varios días de anticipación, restaurantes desbordados, comercios trabajando fuertemente, turistas saturando las calles de la ciudad y las estaciones de servicio con largas colas de vehículos, resumen parte del movimiento que generó –una vez más-- la fiesta que los tacuaremboenses presentan en el pago más grande la patria. Es que la fiesta de la Patria Gaucha llegó a su 23ª edición y unas cuarenta mil personas pasaron por el predio de la Laguna de las Lavanderas en el departamento mediterráneo.
Espectáculos artísticos nacionales e internacionales, pruebas de rienda y de monta en la arena del rodeo, sociedades tradicionalistas y nativistas –recreando edificaciones que marcaron toda una época en la historia de nuestro país– pautaron los cinco días de festejos en un escenario natural que deleita, atrae y convoca hasta el público más exigente. Y como cada año ocurre, los visitantes disfrutaron de la variada propuesta gastronómica, artística e histórica.
Pues la fiesta de la Patria Gaucha captura parte del proceso histórico a través de una minuciosa recreación escénica que rescata en esencia las raíces de nuestro pueblo.
Pulperías, parroquias, escuelas rurales, almacenes de ramos generales y la más variada propuesta gastronómica artesanal fueron parte de una oferta que seduce y se renueva.
Este año el clima en cierto modo puso en riesgo la realización del festival, pues la sequía mantuvo preocupados a todos los que cada doce meses forman parte de esta actividad, pero que además viven en el ámbito rural. La situación llevó a redoblar el esfuerzo para que la propuesta no perdiera brillo y nivel, y así exponer la fiesta en su real dimensión. Por suerte, los números primarios hablan por sí solos. Doce sociedades tradicionalistas compitieron por el “Gran Premio Patria Gaucha”, entre ellas la sanducera “Juan E. Gastelú” y “Tambores”, integrada por paisanos de Paysandú y Tacuarembó. Mientras, otras nueve sociedades nativistas fueron invitadas especialmente.
Uno de los puntos más altos del certamen lo marcó la misa criolla del domingo y un desfile gaucho que recorrió las principales arterias de la ciudad, convocando a unos tres mil jinetes procedentes de diferentes puntos del territorio nacional.