Paysandú, Domingo 15 de Marzo de 2009
Opinion | 14 Mar Los tiempos electorales, como el que estamos viviendo actualmente, son propicios para que determinados grupos ejerzan su derecho a transmitir sus planteos a los candidatos, con la intención de conocer su opinión sobre el tema que les interesa y eventualmente lograr que haga suya su inquietud a efectos de plasmarlo en realidad previo compromiso electoral.
Con esta intención existe un movimiento de jóvenes que apunta a lograr que se declare legal el consumo y comercialización de la marihuana, considerada una droga “blanda” e inofensiva para quienes la consumen. El argumento de quienes así piensan pasa por dar transparencia al “mercado” y evitar que se venda un narcótico de mala calidad y alto precio, lo que permitiría un mejor acceso, un producto más barato y abierto a la competencia.
Los candidatos han recibido el planteo con visiones diferentes, pero en todos los casos cautelosas, por cuanto como en tantos órdenes de la vida, hay más de una biblioteca sobre el particular e incluso los estudiosos no tienen claras las posibles consecuencias de este consumo, tanto en forma directa como indirecta.
Pero se trata de un tema que involucra no solo a los que manifiestan interés directo, sino a toda la sociedad, y que las decisiones que se adopten, así como los antecedentes que se incorporen, nos involucran a todos.
En primer lugar, lo que llama la atención es que la inquietud de los jóvenes pase por temas como este, que tienen que ver con el ocio y la búsqueda de abstraerse del mundo real, cuando están en un período en el que deben asumir responsabilidades, como capacitarse para afrontar los desafíos de la vida adulta a efectos de la inserción laboral.
Es por lo menos desestimulante que ocupen su interés en este tema y que la vez intenten banalizarlo, al mismo tiempo que le dan importancia, en un contrasentido que pone de relieve el grado de complejidad del tema.
A la vez, pese a que existe controversia, no escapa al sentido común que una droga “blanda” termina saturando a quien la consume y con el tiempo se buscan alternativas en narcóticos más potentes, como la propia pasta base, pese a que muchos consumidores de marihuana nieguen esta posibilidad.
En todos los casos, no estamos ante un tema que preocupe a los uruguayos, que sea de interés para el ciudadano común y, lamentablemente, que se esté planteando explica en gran medida por qué nos cuesta sacudirnos de encima tanta mediocridad.
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