Paysandú, Martes 17 de Marzo de 2009

Uruguay podría generar certificados de reducción de emisión de CO2 por U$S 250 millones anuales

Locales | 14 Mar MONTEVIDEO (Por Teddy Alvarez). En unos 10 años, Uruguay podría generar certificados de reducción de emisión de C02, por unos 10 a 15 millones de toneladas que representarían –a un precio conservador de 20 dólares por tonelada- unos 200 a 250 millones de dólares anuales. Esta fue una de las principales conclusiones de la exposición que realizara en salones de la Cámara Mercantil de Productos del País, el director ejecutivo de Carbosur, ingeniero Daniel Martino, sobre los efectos del cambio climático y el mecanismo de desarrollo limpio (MDL). Dicho profesional brindó una extensa conferencia recordando que en Rio de Janeiro en 1992, la preocupación de los países por los efectos del cambio climático concluyó con una declaración en la que exhortaban a la “estabilización de la concentración de gases con efecto invernadero” sin establecer medidas ni dar sanción legal a esa intención. Pero ese compromiso se instaló con el protocolo de Kyoto de 2000, con obligación de reducir los niveles de emisión en un 5% y paralelamente, se formalizó un mecanismo de flexibilización como es el mercado de certificados de carbono. Este acuerdo finaliza en 2012 y ya se prepara una nueva reunión en Copenaghe en la que probablemente se impondrán nuevos niveles de reducción, aunque no se alcanzaron los planteados anteriormente.
El conferencista analizó los diversos aspectos del fenómeno, incluyendo proyecciones de precios de los certificados y brindó interesantes datos de las iniciativas que se están desarrollando en Uruguay. Incluso aportó información sobre nuestra propia emisión de C02, que en un 80% corresponde al agro, correspondiendo el resto al transporte, la industria y otras actividades, en ese orden.
EL MERCADO DE CERTIFICADOS
Culminada la conferencia, el profesional dialogó con EL TELEGRAFO apuntando que hay “un instrumento de crédito del carbono” y que “esos certificados de reducción se venden en el mercado y alguien los compra para usarlos como permiso de emisión”.
“El que quiere emitir más en un país industrializado, lo que tiene que hacer es generar una reducción de emisiones en otro lado a través de este mecanismo de compensación, porque la atmósfera es única y si quieren emitir más en Japón, por ejemplo, tienen que bajar emisiones en otro lugar”, explicó. Los países en desarrollo aprovechan para presentar proyectos que reducen la emisión que deben ser aprobadas por las Naciones Unidas y presentadas con el aval –en el caso de Uruguay- de la Dirección Nacional de Medio Ambiente. La iniciativa debe ser certificada por una de las 18 empresas que hacen esa tarea en el mundo y los resultados son controlados periódicamente. Luego se emiten los certificados sobre la base del volumen de reducción de gases y los propietarios los pueden comercializar en el mercado, siendo adquiridas por las empresas de países desarrollados para compensar sus emisiones.
Martino sostuvo que las proyecciones que realizara durante la conferencia, sobre las posibilidades de nuestro país, “es una estimación realista de un potencial”.
“Sobre la base de posibles desarrollos de Uruguay si se hiciera todo como para apuntar a ese potencial, se lograría ese resultado”, argumentó.
Sostuvo que de hecho, Uruguay “ya se está beneficiando con el mecanismo de desarrollo limpio” puesto que “tiene tres proyectos registrados ante las Naciones Unidas”, que son “el de Botnia, uno de la Intendencia de Montevideo y otro de la cementera Artigas de Minas”.
Adelantó que habrá un “explosivo crecimiento”, ya que “en los próximos meses nosotros (Carbosur), estamos presentando 12 proyectos”, confiando que todos ellos “quedarán registrados entre este año y principio del año que viene”.
“Carbosur es una empresa que ayuda a las empresas uruguayas a llevar sus proyectos al mercado del carbono, a obtener el financiamiento de carbono para sus inversiones. Estas iniciativas involucran el área de la energía eléctrica, la térmica, los biocombustibles y la forestación”, reseñó.
Añadió que en materia de energía eléctrica “la mayoría de los proyectos son de biomasa y de generación eólica”, mientras que en el área térmica “son proyectos de sustitución de combustibles como fueloil o gas natural por biomasa” y en la forestación “es secuestro de carbono por plantaciones”, al tiempo que en el sector de biocombustibles “es un proyecto de producción de biodiesel a partir de granos oleaginosos”. Sobre los beneficios económicos que generan tales iniciativas, indicó que “el proyecto de la IMM está registrado pero no está operativo”, así que hay “cero beneficio”.
En cambio, “el de la cementera de Minas es muy pequeño, de sustitución de combustibles”, pero que “ya han emitido sus certificados y seguramente los han comercializado”, mientras que “el proyecto de Botnia es el más grande de los tres” y ha generado certificados “que están siendo comercializados actualmente”.


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