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Paysandú, Jueves 19 de Marzo de 2009

El clima y el fipronil son factores de riesgo para la apicultura uruguaya

Rurales | 16 Mar Los apicultores uruguayos exportaron en la zafra 2006-2007 alrededor de 12 millones de kilos de miel. Otro millón se estima fue consumido por el mercado interno. En la siguiente recolección las ventas externas cayeron a casi nueve millones de kilos. En la campaña 2008-2009 las exportaciones volverán a retroceder y oscilarán entre cuatro y cinco millones de kilos. Estos datos que maneja el presidente de la Sociedad Apícola Uruguaya, Rubén Riera, reflejan en parte las dificultades que atraviesa el sector. El dirigente manifestó a Conexión Tecnológica, que la Dirección General de la Granja (Digegra), dependiente del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca tenía registradas en 2007, en todo el país, 514.032 colmenas y 4.011 apicultores, cifras que habían descendido en agosto de 2008, a 432.993 y 2.804 respectivamente.
La sequía que comenzó en diciembre de 2006, el exceso de lluvias del otoño de 2007 y las intensas heladas del invierno siguiente impulsaron el inicio de un proceso de deterioro en el sector. En el invierno de 2008, la escasez de reservas de miel y polen provocó la despoblación de colmenas y gran mortandad de abejas.
Mediante la Digegra, los productores obtuvieron un fondo no reembolsable para la compra de 100.000 kilos de azúcar que sirvieron para alimentar a las colmenas más afectadas. A pesar de eso se obtuvieron 18 kilos promedio por colmena, cuando está calculado que solo para cubrir los costos se requieren 20 kilos.
La esperanza de los apicultores de que el proceso se revirtiese en el segundo semestre de 2008 se vieron frustradas por la sequía, en primer lugar, y por la plaga de langostas que llegó al país por la misma falta de agua. Y con ello el uso de fipronil para combatirlas, que causó una gran mortandad de abejas. Cuando aparecieron las langostas, el ministerio aconsejó el uso prudente de fipronil, precisamente porque podía perjudicar a las abejas. Una advertencia similar realizó el INIA. Al comprobarse los daños causados las autoridades habilitaron otros insecticidas, pero no prohibieron el mencionado.
Según Riera, desde que comenzó su uso murieron más de 5.000 colmenas. “Ese número es el de colmenas documentadas, pero sin duda hay muchas más. Los apicultores en general no tienen campo y colocan las colmenas mediante acuerdos con los propietarios. Entonces, para no tener problemas con los dueños de la tierra soportan el problema en silencio y no hacen la denuncia. Pero hoy se puede asegurar que las despoblaciones son masivas, las colonias se debilitan y por lo tanto, aparecen enfermedades”.
A juicio del presidente de la gremial este año las colmenas rendirán en promedio 5 kilos, por lo que lo único positivo que advierte el dirigente es que por el momento las cotizaciones no han acompañado en la misma proporción, la tendencia a la baja de otras materias primas y la tonelada cotiza a más de U$S 2.000.
Ante el Ministerio
La Sociedad Apícola Uruguaya envió al ministro de Ganadería, Ernesto Agazzi, una carta en la que tras hacer una vasta exposición pide la prohibición del uso del fipronil, que los productos de alta toxicidad para el medio ambiente sean vendidos bajo receta profesional, así como la implementación de un sistema de control sobre el uso de estos productos.
También reclama que el MGAP indemnice a los apicultores que han tenido mortandad de colmenas por este plaguicida y la renuncia del titular de la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA), el ingeniero agrónomo Humberto Almirati, “por la inoperancia mostrada en la resolución de este tema. Nunca, desde diciembre de 2007 cuando se documentó por primera vez la muerte de colmenas por fipronil ofreció una solución para resolver el problema,” señaló Riera.
En protesta
El desánimo y preocupación de los productores ha llevado a que estudien la posibilidad de protestar dejando miles de abejas muertas en las puertas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. “En Flores y Durazno estamos organizando una movilización. La gente está tan sensible que ya se dio un plazo de una semana. Si no se toman medidas se va a hacer algo que se estaba tratando de evitar”, explicaron.
Entienden que “el ministerio tiene que tomar una medida ya. Por lo menos como medida rápida, que suspenda momentáneamente el fipronil y estos otros productos hasta que se adopten disposiciones y después se vea, porque esto va camino a la desaparición de las colmenas en todo el país. Es muy grave”.


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