Paysandú, Jueves 19 de Marzo de 2009
Locales | 18 Mar Economía: ¿Barajar
y dar de nuevo?
Seguramente a usted la deuda externa e interna le importa poco, a este gobierno y a los anteriores menos. Si así no fuese jamás hubiésemos llegado hasta acá. Sin embargo usted debe saber que tiene en la cuenta del debe U$S5.000, al igual que cada uno de los uruguayos, y que lo está pagando con impuestos directos e indirectos y tarifas muy por encima de la calidad de vida que se le ofrece.
Según los que saben (los gobiernos de China, Rusia y Estados Unidos) dicen que esta crisis podría durar al menos tres años; si esto es así muchos países tendrán problemas, entre ellos Uruguay. La combinación del pago de servicio de deuda, más el incremento del déficit fiscal más la caída de los ingresos por exportaciones, turismo, remesas del exterior y otros resulta “venenosa”. Para la política, bajar el gasto publico en un año electoral es suicida, por eso tal vez el crédito otorgado por el Banco Mundial en febrero (U$S 400 millones) sirva para no hacerlo. En este contexto votar será un acto de fe, habida cuenta que lo que les preocupa a los políticos representa el mal menor; para el mayor, seguridad y empleo, no hay respuestas, ni siquiera promesas.
Los uruguayos tenemos tiempos distintos, el problema es que también lo tienen nuestros gobernantes y eso hoy es grave. La volatilidad de los mercados requiere innovación y velocidad mental bajo pena de llegar siempre tarde. Cualquiera que ha vivido en hiperinflación sabe de lo que estoy hablando; no sirve seguir buscando de quién es la culpa al solo fin de juntar votos; de nada vale que los economistas nos expliquen el pasado o que pronostiquen el futuro, si la mayoría de las veces no se cumple.
Nuestro sustento hoy como hace años está basado en las exportaciones agrícolas y sus derivados; no alcanza con decir que podemos alimentar al mundo, es necesario además “servirle la mesa”. Y para eso se necesita vocación y un gobierno que acompañe. Si la demanda requiere precios más bajos por lo que fuere, es necesario buscar la forma de producirlos; si hay que servir la mesa se necesita poder “cocinar” (valor agregado) a precios competitivos, y eso sí o sí requiere adecuar los impuestos y tarifas de todo lo que se exporte. Aprovechamos el viento de cola con nuestras exportaciones por ser cumplidores; en la crisis las ventajas comparativas se pierden, nuestros competidores saldrán a pelearla con los tapones de punta. ¿Acaso alguien piensa que mantendremos los mercados si Argentina se despierta?
Mal de muchos no debería ser el consuelo de los uruguayos.
Alberto Moroy
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