Locales | 18 Mar SOBRE HOMENAJES
Y PLACAS
El domingo 8 celebramos un nuevo día internacional de la mujer. En Paysandú, las autoridades anunciaron varias actividades. Ante tantos homenajes previstos, se me ocurrió preguntarme y también preguntar en el círculo de mujeres con quienes trato diariamente ¿a qué mujer destacada en este departamento,rendiríamos homenaje en el recuerdo, a través de una placa?
Y ¡oh, cosa triste! No se nos ocurrió ninguna merecedora de tamaña distinción.
Seguro que no es tarea fácil elegir una. La elegida tiene que reunir varias condiciones que la hagan merecedora de un homenaje de estas características. Tiene que haber sido destacada hacedora. Trascender ideologías, trascender partidos políticos, trascender resentimientos, más aún si la placa la colocamos en lugares públicos. Que otra cosa, es colocarla en el living de mi casa o en la sede partidaria, o en el lugar donde se haya desempeñado con altísimo destaque en la función que debió cumplir.
Una placa colocada en lugar público adquiere especial significado.
Y reflexionando sobre esto, llego a una conclusión. ¡Qué fácil le ha resultado a este gobierno rendir homenaje a “figuras” de su partido, coincidentes con su ideología! Y así ha sido con nombres de calles, busto y placa a Raúl Sendic en ALUR, placas con nombres de desaparecidos en casas de estudio, o reconocimientos en este día Internacional de la mujer a quienes a juicio de las autoridades lo merecen por su “gran condición de mujer”. Y no quiero entrar a refutar esto. Hay que respetar la memoria de los muertos.
Lo que sí creo es que a veces estos homenajes que directa o indirectamente nos involucran a todos, deberían estar sustentados por el consenso general. A lo mejor a usted o a mí se nos hubiera ocurrido otro nombre, o tal vez dejamos por el camino a mujeres que silenciosamente hacen cosas realmente importantes en beneficio de la comunidad. O tal vez … al fin de cuentas, no se nos ocurra ninguno. Porque cuando lo que hacemos es cumplir con el deber, y nos pagan para ello, no deberíamos recibir más recompensa que la del deber cumplido.
Y hablando de mujeres, me estoy acordando ahora, mientras escribo, de la “lancera de los montes del Queguay”. ¿Ya le rendimos homenaje a Melchora, la pasión del General”? La que al decir de Aníbal Sampayo, “en el altar de la Patria, su nombre se escribirá”. ¿Y a las mujeres que en 1865, lejos en el tiempo, sin ataduras políticas, fueron titánicas defensoras de la vida en la Defensa de Paysandú?
La verdad, yo solo aspiro a rendir homenaje a cada mujer uruguaya. A las que día a día dejan el alma en la cancha. En el campo o en la ciudad, en la oficina o en la cocina, a la obrera y a la empresaria, a las que cada día, sin estar anestesiadas, caminan siempre con la mirada adelante, queriéndose a sí mismas, pero ayudando más allá de ellas mismas, a construir un Uruguay mejor para todas las demás. Y rindo homenaje a mi madre, y a la suya, a la de ustedes todos, a las trabajadoras incansables fuera y dentro del hogar. Las que nos ayudaron y nos ayudan a ser lo que somos hoy. A las que merecen la mejor de las plaquetas, esas que quedan grabadas a fuego en el propio corazón, sin que cuestionamiento alguno empañe esa realidad. Ayiyú Baptista Buidid