Locales | 19 Mar En planteo al plenario que solicitó sea pasado a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, el edil nacionalista, lista 8, Rubens Francolino, fustigó los anuncios sobre carne y artículos rebajados que no se concretan en el interior del país.
Dijo que “frente al silencio inexplicable de la Intendencia que debió, antes y ahora, salir en defensa del pueblo consumidor de Paysandú, una delegación del Centro Comercial e Industrial reclamó en la capital de la república por la carne picada congelada y rebajada -tan promocionada como fruto de un eventual acuerdo logrado por el gobierno con productores y comerciantes del ramo- que no ha llegado para el consumo del interior. Más allá de la buena intención de quienes realizaron esas gestiones en nombre de Paysandú, el tema de la carne picada como del abaratamiento de los distintos cortes vacunos, se ha complicado. En efecto, en lugar de ser rebajados se les empezó a comercializar con aumento”.
Francolino sostiene que “estamos ante el último capítulo -por ahora- de frustrados intentos de abaratamiento que solo han quedado en anuncios y promesas, acaso esporádicamente visualizados en contados comercios de la capital”.
“Como siempre, si hay alguna ventaja, rebusque o privilegio, allí están beneficiándose los montevideanos porque para el gobierno el interior no existe. ¡Quién no recuerda el ‘asado del Pepe’ y luego sus chorizos, los pollos y el cordero en las fiestas! También el corned beef que nos iban a enseñar a comer y al que aquí no le vimos ni la etiqueta. Lo fijaron a 20 pesos y solo se le puede adquirir a 55 pesos, lo que es inaccesible para los hogares modestos a los que estaba ofrecida esta carne conservada”.
Añade que “ahora los tan promocionados artículos de la rebajada ‘canasta familiar’ tampoco aparecen por ningún lado. Se sique apelando a viejas y fracasadas recetas de contralor de precios que no se pueden manejar por decreto en un sistema de libre comercialización y que, a la postre, crean falsas expectativas. Solo sirven dentro de la angustia popular que provocan, para crearle problemas a los modestos almaceneros de barrio quienes no tienen la menor idea de dónde conseguir esos artículos invisibles para poder comercializarlos sin caer en pérdidas por haber realizado anteriormente compras a precios mayores”.