JUAN CARLOS REVECO

Deportes | 17 Mar MENDOZA. (Especial por Santiago Balbis). Juan Carlos Reveco quiere más. El púgil mendocino solo tiene la cabeza metida en la posibilidad de volver a quedarse con el cetro mundial Minimosca, sentimiento que se agigantó luego de que ganara en forma clara al brasileño Wilson Simao, el “Tsunami” que se quedó en promesas al caer por KO en el cuarto asalto de la pelea de fondo llevada a cabo el sábado a la noche en la mendocina ciudad de San Martín.
El “Cotón” Reveco retuvo así el cinturón Fedelatin de la AMB, quitándole el invicto al brasileño y sumando una nueva victoria para llevar su récord a los 20 combates ganados (11 de ellos por KO) y una sola derrota. La victoria le permite ahora mantenerse en lo alto del ranking, aunque el mexicano Segura destronó al colombiano Canchila, por lo que ahora deberá esperar que el azteca decida darle chance para pelear por la corona.
“Estoy contento. En un momento la pelea se hizo complicada, sobre todo en los primeros asaltos porque Simao es un boxeador muy alto, pero le encontré la vuelta. Estaba lento --o rápido yo--, así que busqué por adentro”, fueron las primeras palabras de Reveco tras volver a ofrendarle el cinto Fedelatin a su público. El mendocino aseguró que “en el primer round vimos lo que traía, porque el brasileño es un boxeador que venía con ocho peleas ganadas por nocaut, pero en el segundo me animé: me di cuenta de que lo podía sacar y comencé a trabajar como siempre, de menor a mayor”.
Pero la mente de Reveco está en volver a pelear por el título del mundo. Mientras tanto, confesó que “este tipo de rivales son los que a uno le viene bien para ganar experiencia. El venía invicto, bien, por lo que ahora sí puedo poner la cabeza en lo que puede suceder con la chance de pelear por el título mundial”. La pelea, de la que se esperaba más (en especial de Simao), fue como “Cotón” pensaba. “Salió todo como estaba planificado. Al él ser más alto tenía que ir a buscarlo, a hacerle la pelea corta, y se notó que había mucho respeto hacia mí. Y eso a uno lo agranda. Noté que era un poco débil, pero tampoco me confié porque llegaba con buenos antecedentes y pega fuerte. Me fui animando, trabajando en la corta, que era lo que me convenía. Y llegó la definición con un gancho al hígado”.