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Paysandú, Sábado 21 de Marzo de 2009

Menos alcohol

Opinion | 17 Mar Este lunes entró a regir una nueva reducción del máximo de alcohol en sangre permitido a los conductores, que ahora se sitúa en 0,3 gramos por litro de sangre según lo establecido por la ley de Tránsito Nº18.191, en su artículo 45, donde se indica que el Ejecutivo reduciría, en forma gradual y en un período no mayor a tres años, la concentración de alcohol en sangre.
La tasa de 0,5 gramos por litro de alcohol en sangre aumentaba por tres la posibilidad de ser víctima de un siniestro de tránsito, mientras que con la nueva tasa de 0,3gr/l esta probabilidad se multiplica por dos.
La nueva norma ubica a Uruguay entre los países con mayor compromiso en el combate a la importante cantidad de accidentes que ocurren cada año porque sus conductores están alcoholizados.
La reducción que entró en vigencia ayer es aplicada a todo tipo de conductores, incluso los de motos y bicicletas. Las sanciones previstas para el caso de incumplimiento incluyen una multa de 15 Unidades Reajustables, la retención de la libreta de conducir y la suspensión por un período de entre 6 y 12 meses del registro de conductores.
De todas formas, aunque la posibilidad de la sanción en caso de ser detenido por un agente de tránsito mientras se conduce alcoholizado pueda hacer que algunos no incurran en esta nefasta conducta, sabemos que hasta que no exista una verdadera toma de conciencia respecto al potencial riesgo --para sí mismo y los demás-- de conducir alcoholizado difícilmente bajen las estadísticas de los accidentes en que el alcohol es protagonista.
Los efectos del alcohol sobre el organismo humano son bien conocidos. Todos sabemos que produce una depresión no selectiva del sistema nervioso central, deteriorando la función psicomotora, la percepción sensorial (vista y oído), modifica el comportamiento de la persona, etcétera.
También sabemos que en general, los efectos del alcohol son directamente proporcionales a su concentración en sangre: a mayor concentración mayor deterioro, a la vez que aumenta el riesgo de verse implicado en un accidente de tránsito.
Sin embargo, cuando el eslogan “si toma no maneje” se vuelva una práctica habitual recién estaremos en condiciones de respirar un poco más aliviados. Hasta entonces, habrá que aplicar con rigor la norma y sus sanciones, puesto que la sangre derramada cada día en accidentes de tránsito no parece surtir efecto ejemplarizante.


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