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Paysandú, Miércoles 25 de Marzo de 2009

Un periplo de nueve meses

Deportes | 20 Mar Sobre las 14 horas de ayer, llegó a la bahía del Yacht Club Paysandú la tripulación sanducera que partió el 15 de mayo del año anterior desde Punta del Este teniendo como destino Rìo de Janeiro. Junto con 25 veleros más, Ana, el bote tripulado por Pedro Bergara, Nicolás Mega, Víctor Reinoso, Marco Gioiga, además del capitán Matías Giménez, partió hacia su destino haciendo escalas por varias ciudades.
Precisamente un mes mas tarde de su salida desde el puerto de Punta del Este, el velero Ana llegó a Anga Dos Reis, a unos 120 kilómetros de su destino donde anclaron el bote. Antes de llegar a la ciudad Angra Dos Reis, los sanduceros tuvieron que hacer varias escalas en distintas ciudades, donde cada parada duraba al menos un dia y se aprovechaba el tiempo para proveerse de combustible. Si bien el barco emprendió viaje con el tanque de combustible lleno y bastante reserva, tenìan la necesidad de recargar ya que se esperaba que el bote navegará tres días parando su marcha debido al mal tiempo.
El 20 de enero de 2009, la tripulación sanducera emprendió el viaje de regreso navegando por las costas brasileñas donde se encararon nuevos destinos como Florianopolis, Pelotas y Ubatuba. Despuès de pasar un tiempo en estas ciudades, Ana y su tripulación nuevamente navegaron por aguas uruguayas, donde hicieron una nueva escala en el puerto del Buceo, donde el capitán del barco Matìas Giménez, se encargó de hacer la reposición de algunas de las cosas que se fueron rompiendo durante el viaje.
Desde Punta del Este partieron hacia Nueva Palmira y el 17 de este mes, se dirigieron hacia Rìo Branco Grande de San Javier donde en la mañana de ayer emprendieron viaje hacia la bahía de Yacht Club Paysandù donde fueron recibidos por amigos y familiares.
“Por momentos pensaba, decía que hago aca”, nos comentaba el comandante del barco Matías Giménez, minutos después de haber anclado el bote en la costa sanducera, haciendo referencia a los momentos no tan agradables que les tocó vivir a él y a la tripulación cuando se encontraban con alguna tormenta, y además agregaba “lo màs importante es tener bien preparado el barco y estar prevenido ante todo”.
Si bien hubo períodos en los cuales Ana navegó por 72 horas sin parar, el tiempo era importante para los tripulantes dentro del barco ya que había que medir los tiempos para descansar y trabajar durante el viaje. Hubo momentos en donde se debía tener extremo cuidado ya que el viaje se tornaba algo peligroso y por algunos instantes daba una sensación a que el barco no avanzaba. MS


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