Paysandú, Viernes 27 de Marzo de 2009
Locales | 22 Mar Eficiencia,
legitimación y poder
Solo esto, señores, es la política. Pero para ser buen político debemos ser eficientes, efectuando tareas a nivel partidario, social y familiar. Cuando estamos con la gente, que sepa a quién recurrir; no para buscar un lugar en una lista, sino para poder encontrar soluciones a sus problemas, y también afectos y confianza. Y cuando esto ocurre, estamos legítimamente en un espacio político.
Tenemos que tomar sin pedir permiso, porque queremos ese espacio de poder exclusivamente para hacer y para que otros, los que saben, los que no tienen voz, puedan crecer junto a nosotros. La política no es difamación. Son diálogos, acuerdos, buscar la forma de brindar a todos los habitantes una vida digna (salud, trabajo, vivienda, seguridad ciudadana, educación verdadera, recuperación de valores perdidos). En resumen, dar lo mejor con amor a todos por igual, no solo a quienes llevaron a alguien al poder. No con una politiquería barata, “cazando” a los necesitados, a los humildes con espejitos de colores --que donde se rompen si se descuidan, se pisan sin ya verlos--, y vamos a convertir a un gran país --al que Dios le dio la más preciada agua y mejores tierras-- en una sangrienta selva. Donde Dios quiso unión, amor y que todos fueran buenos hijos. Pero no, señores, ya se está empleando el ojo por ojo y diente por diente, porque el gobierno nos está llevando a esto.
¿Dónde quedaron todas las promesas de esa politiquería barata que hacían comparando el país con una tabla de ajedrez, donde los reyes y reinas usaban a los peones (pueblo) y cuando ganaban se olvidaron de ustedes los peones, a los que todavía siguen comprando con falsas promesas, con programas disfrazados, empleando la difamación y las mentiras? Que Dios los perdone aunque muchos de ellos no creen, pero sí van a saber que Dios existe.
¿Dónde quedó la clase media? Hoy existen los ricos y los pobres, los mal llamados “marginados”.
Antes un buen puchero o un gran guiso se comían todos los días. Hoy es un lujo.
En 2002 cuando la gran crisis, la IMP junto a las ONG velaba para que no faltara el plato de buena comida, que todo aquel que no lo tenía podía tenerlo, aportando canastas muy controladas para los más necesitados.
Nuestra IMP no arreglaba mucho las calles pero se dedicaba a lo más inmediato y necesario: la alimentación de miles de familias, de que los niños tuvieran buena alimentación. Pero además por favor sean conscientes y no ciegos: fue bajo esa bandera donde se hicieron cientos de cosas.
No digo esto por ser política, sino porque he buscado siempre encontrar un equilibrio entre lo bueno y lo malo. También me consideré usada; será porque vengo de una cuna humilde; pero sé que siendo un político es la manera, se puede, y creo poder, de ayudar a los que como yo somos golpeados. Aprendí que si me pegan en una mejilla, pondré la otra porque no puedo odiar ni a mi peor enemigo, porque “errar es humano, perdonar es divino”. Por eso amo a mi prójimo, porque el único que perdona es Dios. Por favor actúen con amor, con justicia y con verdad, no con falsas promesas, que aumentan la delincuencia, la prostitución, la falta de valores. ¿Qué será si seguimos así en una sangrienta selva? Vemos por las calles jóvenes como zombis como derivación de la droga, hogares destruidos, niños que sufren esas consecuencias, pero los que deben tratar el tema no ven nada. Un aplauso porque todas las escuelas tengan educación física, pero en este momento los niños, que son el futuro del país, necesitan en cada escuela sicólogos sociales, porque si no cortamos de niños, de grandes ya no habrá solución.
No piensan ustedes que el niño es el que vive con su familia y que si tiene traumas, son prostitutas, ladrones. Hay una base (la familia - artículo 40) que jamás se cumplió y ahora no conviene.
¿No se han detenido a pensar que por medio de las escuelas, buenos sicólogos nos llevarán a la fuente directa de estos vendedores de esa maldita basura (droga, alcohol)? El niño escucha y tal vez hasta es usado; los grandes usan a los pequeños por monedas. A esos pobres niños no los culpo, porque si el dinero no está en la casa, son maltratados. Por eso dije, digo y sostengo, hay excepciones que ya vienen en cada ser, pero el ladrón tiene un por qué y la prostitución también. En la casa no hay agua, no hay luz, no tienen leche, pan y deben llevar ese alimento. Entonces encontramos un padre, una familia que va perdiendo su autoestima y los conflictos, muertes que aumentan cada vez...
Son tantos los problemas, que ya no tenemos ni el derecho de pensar. Reaccionen y basta de falsas promesas.
“Nadie disponga de un poder tal que esté en disposición de abusar de él, porque lo único cierto es precisamente que todo el que tiene poder, está proclive a abusar de él”. (Palabras del Tratado de las leyes de Montesquieu).
La Boina Blanca (Negra)
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