Paysandú, Sábado 28 de Marzo de 2009
Locales | 21 Mar La circulación en la vía pública de carros de clasificadores conducidos por menores de edad es conocida por todos y si bien no es habitual que provoquen graves infracciones o distorsiones en el tránsito, el reciente saldo de un niño de 12 años internado en estado de gravedad en el CTI luego de chocar al desbocarse el caballo llama la atención no solo sobre una realidad que no es sencilla de abordar y que presenta múltiples aristas, desde el tránsito hasta el trabajo infantil.
La normativa legal vigente a nivel de tránsito departamental establece que “no puede conducir vehículos de tracción animal alguien que no haya cumplido los 18 años, salvo autorización de la Dirección de Tránsito”.
Consultado al respecto, el director de Tránsito, Carlos Fábregas, dijo a EL TELEGRAFO que se trata de una prohibición muy antigua que está incluida en la ordenanza de tránsito y que por diferentes razones --entre ellas por carecer todavía de un registro de la titularidad de los carros-- en la práctica no se cumple.
Añadió que la ordenanza de tránsito indica también que los vehículos de tracción a sangre deben portar una luz delantera y otra trasera para que no ofrezcan peligro.
Indudablemente, la presencia de los carros que hoy vemos en la vía pública obedecen a momentos históricos y causas económicas y sociales muy diferentes a las que estaban insertos los carruajes existentes a principios del siglo XX. No obstante, en nuestra ciudad circulan diariamente por las calles junto con autos, camionetas, camiones, ómnibus y motos.
“La ordenanza establece aspectos variados desde la circulación de peatones, hasta cabalgaduras y también incluye los vehículos tracción a sangre”, dijo el jerarca, aunque opinó que puede ser discutible la edad señalada para conducir carros.
“Creo que eso obedece a otra época y atendiendo a la realidad socioeconómica de quienes hoy utilizan carros y al hecho que a los 15 años se puede obtener un permiso para conducir motos y a los 17 autos, podría establecerse los 16 años como una edad en la que se podría conducir un carro”, añadió.
Coincidió en que es frecuente ver en Paysandú a niños conduciendo carros. “A veces son chiquilines que están lejos de conocer reglas de tránsito y todo esto está asociado a una problemática socioeconómica que no se puede negar. No obstante, creemos que un menor de 12 o 14 años no puede conducir un vehículo en la vía pública. Incluso con las bicicletas planteamos que sea después de los 12 años. Un carro ya es un vehículo de otro porte y con otros posibles riesgos”, dijo.
Carros serán matriculados
Señaló también que si bien en alguna época pudo haber un registro de los carruajes existentes en la ciudad, éste no ha existido por lo menos en los últimos cuarenta años y que para comenzar a subsanar esa situación el municipio cuenta ya con unas cien chapas de matrícula que entregarán gratuitamente a cada carro junto con elementos básicos de seguridad.
En coordinación con la Dirección de Higiene se comenzará a convocar a carreros que están identificados para empezar a asignar gratuitamente una matrícula identificatoria y elementos reflectivos. “De esa manera estaremos determinando responsabilidades sobre cada carro en particular y una cosa que vamos a impulsar es que no sean conducidos por menores. Creemos que será un primer paso para superar la informalidad que tiene hoy el tema”, dijo Fábregas.
“Esa matrícula nos permitirá saber a quién pertenece el carro y dónde vive esa persona, y si luego vemos ese carro conducido por un menor podemos ir a hablar con el responsable del carro. Es difícil hablar de multas, pero por lo menos podremos realizar un seguimiento y realizar algunos controles para salir de la informalidad total”, añadió.
Admitó el jerarca que la instrumentación de este sistema de matrícula “seguramente dará trabajo” y que “en muchos casos vamos a tener que ir a los barrios a hablar con la gente”.
Clasificadores y
trabajo infantil
Según datos aportados por el Mides, en Paysandú un censo realizado el año pasado arrojó que unas 130 personas se dedican a la clasificación de residuos y la gran mayoría utiliza carros para recorrer la ciudad.
Se considera “clasificadores” a aquellas personas que tienen a la recolección y clasificación artesanal de residuos sólidos urbanos como uno de sus principales medios de supervivencia, tanto mediante la venta o trueque de la materia prima reciclable y de los materiales reutilizables, como de su aprovechamiento para el autoconsumo o para la cría de animales.
Aunque un estudio presentado en noviembre de 2004 por las consultoras Fichtner y LK Sur, indica que el ingreso de los clasificadores se ubica entre 86 y 146 dólares mensuales (con una cotización del dólar a 30 pesos en ese momento), sostiene el Mides que del análisis de los datos de los hogares clasificadores inscriptos en el Panes en el 2006 se desprende que la media de ingreso per cápita es de 474 pesos mensuales incluyendo todas las actividades económicas de todos los miembros del hogar mayores a 14 años.
En tanto, las empresas recicladoras adquieren el PET claro entre 7 y 10 pesos por kilo, pero los clasificadores no acceden a comerciar directamente con ellas, por no alcanzar los volúmenes requeridos ni integrar emprendimientos formales.
Como bien señala el Ministerio de Desarrollo Social en una publicación sobre la realidad de los clasificadores en el país, titulado “Tirando del carro”, uno de los aspectos que demanda urgente intervención lo constituye el hecho de que, al tratarse de una actividad en la que --habitualmente-- participa toda la familia, se ve involucrado un número muy importante de niños y adolescentes.
En Paysandú, comenzó a funcionar recientemente el programa Uruguay Clasifica y bajo la tutela de la organización no gubernamental “Educación Solidaria”, contratada por el Ministerio de Desarrollo Social con recursos provenientes del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM) , está iniciándose una experiencia tendiente a la conformación de un grupo de clasificadores con el objetivo de mejorar sus condiciones de trabajo y establecer circuitos limpios.
La psicóloga social Claudia Alvez, coordinadora de dicho trabajo, dijo ante la consulta de EL TELEGRAFO que uno de los aspectos sobre los que también se está comenzando a trabajar es la erradicación del trabajo infantil.
“Nuestra acción se basa en el trabajo grupal y la concientización pero no tenemos medios de presión para impedir la presencia de niños en los carros. Tratamos de concientizar a los referentes adultos respecto al riesgo que esto representa, además de toda la problemática asociada al trabajo infantil. No obstante, en las familias de clasificadores cada uno tiene su rol y eso muchas veces involucra a los niños”, agregó.
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