Paysandú, Domingo 29 de Marzo de 2009
Locales | 29 Mar No puedo evitar contestar a su artículo del 17 de marzo titulado “Agazzi deslindó responsabilidades sobre denuncia de apicultores a EL TELEGRAFO”.
Lamento el tono en que lo hago ya que estoy seguro que no es el apropiado, pero la indignación que provoca la desidia de un ministerio irreverente hacen que solo surjan palabras de ironía. Luego de escribir y colaborar en varias cartas dirigidas al Ministerio sobre el fipronil, siento que realmente se nos está tomando el pelo.
Lo que por favor le pido es que la persona que tomó los datos sobre esta entrevista verifique sus notas. Los disparates vertidos en esta nota son para llorar de risa. Tenga en cuenta que esta respuesta del ministro fue muy esperada por todos los apicultores. Desde ya agradezco su colaboración en este tema que tanto nos preocupa.
Análisis de la respuesta dada por el ministro Agazzi a los apicultores el 17 de marzo.
“Hay una Comisión para el Desarrollo de la Apicultura y lo que nosotros intentamos es que todos los temas de la apicultura sean tratados allí”.
El ministro no recibe a ninguna organización de apicultores, solo “debemos comunicarnos con la Comisión para el Desarrollo de Apicultura”.
Bueno esto es algo nuevo, vemos que el ministro está innovando rápidamente. Aparte, esta comisión “tiene representantes de distintos ministerios de gobierno y de los apicultores también”.
Mmm, ¿no habrá querido decir Comisión Honoraria de Apicultura?
¡Cómo se ve que ni siquiera nos conoce! ¿Cómo se puede ser tan cara dura y tocar de oído?
Agradece que estos disparates sean divulgados por la prensa. Yo también agradezco a EL TELEGRAFO por su valentía. Si los comunicados que intento hacer llegar a los apicultores son de esta precisión, con razón estamos en esta situación.
Además afirma cosas como: “Además, hemos decidido por decreto firmado por el director de Sanidad Animal, restringir el uso de fipronil, que es un agroquímico muy selectivo y afecta a las abejas...”. (¿?)
Para el ministro esto es selectivo:
En la etiqueta del Clap, ingrediente activo fipronil al 20%, dice: “Toxicidad para aves: Muy tóxico. Toxicidad para peces: Muy tóxico. Toxicidad para abejas: Altamente tóxico. Retirar las colmenas antes de la aplicación a una distancia mínima de aprox. 4 Km. por un tiempo suficiente a efectos de que las abejas no tengan contacto con residuos del plaguicida aplicado”.
Esto está en la etiqueta, lo dice el fabricante.
El 27 de diciembre, en “El Observador” la Ing. Estela Zerbino, quien se desempeña en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), confirmó que se han detectado densas poblaciones de langostas… El control químico es aconsejable solo en caso de que corra riesgo el cultivo o la pastura debido a los impactos negativos sobre la fauna benéfica (mantis, bicho moro, arañas) principales reguladores de las poblaciones de langostas y, además, sobre otros insectos no objetivo (abejas)…”.
“Los principios activos recomendados por el MGAP por su nivel de efectividad y bajo impacto ambiental son, en orden de prioridad: Carbaril, clorpirifós y cipermetrina. Se desaconseja el uso de insecticidas a base de fipronil por el impacto que éste tiene sobre colmenas”.
Los estudios internacionales dicen que también el fipronil selecciona para matar a: Ciertos grupos de aves, lagartijas, para peces según las especies; el fipronil es tóxico para una amplia variedad de invertebrados acuáticos: camarones, crustáceos, ostras, etcétera.
¿Qué está pasando en el medio ambiente? El ministro se ve que no leyó la carta que le entregamos a su abogado, en el ministerio el 18 de febrero de 2009.
Señores nunca vi algo tan poco serio. Aparte, el que firma el decreto es el director de Sanidad Animal, (jajaja, ¿cuántos litros de fipronil se tomó?). Así que el que firma un decreto sobre un fitosanitario es el director de Sanidad Animal. Hubiera sido muy bueno que lo firme el director general de Servicios Agrícolas. Pero claro, yo no soy ingeniero agrónomo.
“Se intenta lograr una coexistencia entre las necesidades de los productores ganaderos, que tienen que controlar la langosta, y los derechos de los productores apícolas para que sus abejas no sufran los efectos indeseados de aplicaciones genéricas de insecticidas”.
Los productores apícolas tenemos derechos.
El ministerio ¿avisa dónde y cuándo se va aplicar el fipronil? ¿El ministerio da recursos y lugares para llevar las colmenas a 4 kilómetros de la aplicación? ¿A qué derecho se refiere exactamente?
“La apicultura es una actividad que tiene un horizonte muy conveniente para el Uruguay”. ¿Será como ruleta rusa? ¿Dónde va a colocar sus apiarios señor apicultor? ¿Se los matarán o no se los matarán?
Por aplicar fipronil en 1 hectárea quedan excluidas 5.168 hectáreas.
Es solo aritmética señor ministro, según lo que dice el fabricante en su etiqueta. Seguro, el fabricante del producto se equivoca. ¡¡¡Este ministro si que sabe de apicultura!!!
“En realidad, frente a esto hemos tomado distintas medidas: una del 15 de enero, es autorizar otros insecticidas para controlar las langostas, 40 productos además del fipronil…”. Seguramente va a matar a la langosta utilizándolos como proyectiles, ¿para eso necesita tantos? Seguramente quiere batir un récord en el Guinness. Evidentemente necesita 41, por eso no prohíbe el fipronil.
“…Hemos encontrado colmenas con varroa o falta de alimentación”.
Hemos encontrado colmenas con varroa. Si al menos hubiera leído nuestras cartas no podría estar argumentando esto. Por supuesto que va a encontrar colmenas con varroa. La varroa es la enfermedad más común que están sufriendo nuestras colmenas.
Se incrementa en forma desproporcional la cantidad de varroa por abeja y por cría debido a que las colmenas con dosis subletales del tóxico acumulado, hace que no pueda funcionar como un organismo que es, no pudiendo accionar debidamente sus mecanismos naturales de defensa, haciéndose susceptible a enfermedades y patógenos con los que naturalmente convive. Además de sufrir una despoblación sistemática.
Esto provoca que aparezca mortalidad de la cría, efectos no deseados en los nuevos adultos, como ejemplo el pecoreo precoz, el envejecimiento prematuro, errores de orientación, pérdida del olfato y la memoria, etcétera.
Las poblaciones de abejas se hacen menos longevas, se interrumpen los trabajos dentro y fuera de la colmena, reducen su comportamiento higiénico, aumentan las enfermedades, especialmente las virósicas.
El fipronil es un potente alterador del sistema nervioso central de los insectos. Imagínense una familia numerosa con niños pequeños donde todos están drogados. Se produce un colapso.
¿Pero qué es una dosis sub letal y cómo determinarla? La Universidad de Montpellier determinó que tras alimentar colmenas tras diez días con 0,01 (0,01 µg/kg ) microgramo de fipronil por kilo de polen, la mortalidad alcanza el orden de 10 a 65% de las abejas de cada una de las colmenas. Un kilo de polen es lo que una colmena potente consumiría en 7 u 8 días.
Por ahora, “había solo un insecticida aprobado para utilizar en la costa, que era el fipronil”. La FAO desde 2005 promociona un agente biológico para combatir la langosta y la tucura, es el Green Muscle, la DGSA ya lo sabía.
Aparte el decreto 001/ 135/2007 del MGAP, firmado por el Dr. Tabaré Vázquez en su Artículo 1° dice: “Decláranse de interés para la producción agrícola el uso de agentes de control biológico entendiendo por tales cualquier enemigo natural, antagonista o competidor u otro organismo utilizado para el control de plagas”.
Si no lo tenían aprobado y no lo aprueban aún es porque les interesa más comprar los productos recomendados por las multinacionales. Esos sí que son de alta tecnología, sobre todo porque son selectivos, como ya vimos el fipronil.
“En realidad, genera trabajo y riqueza a partir de lo que ya existe que son las flores”.
¡Cuánto sabe nuestro ministro! La abeja genera riqueza por mejorar la cantidad y calidad de semillas y frutos, y favorecer la biodiversidad imprescindible para que no aparezcan plagas como la langosta. Además de prevenir la erosión de los suelos.
450.000 hectáreas de Soja y 700.000 de eucaliptos matan la biodiversidad.
Gracias.
Ricardo Carrera, integrante de la Comisión de Medio Ambiente de la SAU y la Regional Este de Canelones de la SAU
LA VOZ DEL PÚBLICO
¿Salud para todos o seguridad para algunos?
Los uruguayos asistimos a la creación y puesta en práctica del tan mentado Sistema Nacional Integrado de Salud que, teóricamente al menos, iba a asegurar una añeja prédica del partido de gobierno: “salud para todos”. Es indudable que, a priori, no tuve ni expresé reparos de algo seguramente bien pensado, con un objetivo preciso al que, además, como trabajador y cofinancista a través del Fondo Nacional de Salud, tendría necesaria y obligatoriamente que apoyar.
Como primera cosa, a nivel de mi sueldo al menos, perdí en el cambio respecto del aporte a la ex Disse --cuota mutual que pagábamos a medias trabajadores y patrones-- ya que el porcentaje de descuento (tengo un hijo menor de 18 años a cargo y así lo declaré previamente) determina un monto mayor por mes. Pero aún así, considero que está bien por lo que decía el partido de gobierno: todos tendrán cobertura médica aunque, en cuota parte lógicamente, la tenga que pagar yo de mi sueldo.
Puesto en marcha el nuevo sistema, el 1º de enero de 2008 comenzaron las sorpresas: me entero que no les correspondía todavía a los jubilados y pensionistas que tuvieran tal condición antes de esa fecha (sí se han ido incorporando a quienes se jubilaron a partir de entonces) y que las esposas de trabajadores que son “amas de casa” demorarían en tener la cobertura de salud por lo menos un par de años.
Es fácil deducir que mi primera frustración estuvo en ese relegamiento de servicio, aunque también a esto pude explicármelo por el lado sencillo --aunque cruel-- de que el fondo tendría que crecer para “aguantar” a sectores de la población de mayor edad que, lógicamente, “gastan” más en la atención de su salud.
Pasa poco más de un año y entonces sí se me “cayó la estantería”: ¡se otorga un préstamo multimillonario en pesos para que el Casmu pague los sueldos al personal! Luego me enteraría, como seguramente todos los lectores medianamente informados, que fueron 360 millones y que, incluso, no solo permitieron pagar sueldos sino a proveedores y hasta publicidad de esa mutualista montevideana. O sea que el fondo que tenía que consolidarse y aumentar su caudal para permitir que ingresen quienes aún tienen que hacer el esfuerzo personal de su bolsillo, para mes a mes pagar la cuota individual de la mutualista, sí alcanzaba para lanzar un “salvavidas” a una institución médica mutual.
Por lo visto ese auxilio económico fue insuficiente y prontamente el Casmu volvió a quedar en rojo, hablándose de varias posibilidades, entre las cuales la intervención por parte del Estado. Finalmente sucedió lo que se pedía desde el gobierno, que era la separación institucional del Sindicato Médico del Uruguay y el Casmu, razón por la cual se le renovó la confianza financiera. Y esto no concluye en otra cosa que en un fideicomiso con avales de los fondos de AFAP y del Fonasa (eso sí, a mí como cofinancista de ese fondo de salud nadie me preguntó nada) para un crédito de U$S 3.000.000 que gestionará aquella mutualista ante la banca privada.
Una aclaración que se me ocurre pertinente: no desconozco que si quiebra el Casmu serán 250.000 compatriotas afiliados a esa mutualista los que quedarán en banda, ya que son indisimulables las carencias de Salud Pública y lo que significaría para los hospitales capitalinos tener que absorber a esa cantidad de personas. Pero yo, ni cualquier otro trabajador, tenemos por qué tolerar ese manejo de un fondo que ayudamos a mantener con el dinero que todos los meses sale de nuestros sueldos. Y ¡que no vengan a decirnos que está autorizado por ley, ya que eso está en la “tapa del libro”, porque de otra forma sería el acabose! ¡No se debería hacer por razones éticas! ¡Simplemente! ¡Eso y punto!
A esta altura y ante los hechos que han sucedido, con historias que lamentablemente se repiten en este país, cabe preguntarse si lo que se ha logrado es “salud para todos” o es seguridad para algunos. La respuesta creo que cae por su propio peso. Nada ha cambiado en este país; todo sigue igual.
Ciudadano molesto
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