Paysandú, Lunes 30 de Marzo de 2009
Locales | 29 Mar (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos) Hace pocos días la cadena Univision entrego los premios Lo Nuestro, un galardón que se otorga a artistas latinos a partir del voto popular. La transmisión sorprendió con un mensaje grabado del presidente Barack Obama desde su Oficina Oval en la Casa Blanca. El mensaje demostró --una vez más-- la enorme influencia de la comunidad latina en Estados Unidos, aun cuando alrededor de un cincuenta por ciento no tiene documentos otorgados por el gobierno estadounidense.
Bam, como llama la prensa popular a Obama, agradeció a todos los que votaron para los premios Lo Nuestro y a quienes lo hicieron en noviembre pasado, en las elecciones presidenciales. Instó a la comunidad latina a continuar involucrándose en las decisiones de la vida cotidiana y terminó el mensaje hablando en español --que aprendió en la Universidad--: “Para los nominados que se preguntan si esta será su noche les digo que ¡Sí, se puede!” La frase no solamente recuerda su slogan de campaña ¡Sí, podemos!, sino especialmente el creado por el líder sindical hispano César Chávez en 1972, cuando el mexicano-estadounidense lideró una huelga de campesinos y puso en jaque la producción de uva en Estados Unidos, en demanda de respeto por los inmigrantes, especialmente los latinos.
Y este es otro dato interesante. El presidente de Estados Unidos, cuya administración sigue sin otorgarle documentos a 12 millones de inmigrantes, no solamente se dirige a ellos durante una transmisión televisiva que fue vista por millones de hispano parlantes, no solamente les habló en su idioma, sino que les recordó el principal slogan de los inmigrantes latinos, que él mismo adaptó para la campaña que lo llevó a la Casa Blanca.
Allá lejos, en el paisito, hay temas más urgentes y hasta mucho más interesantes que la inmigración latina en Estados Unidos, más allá que son muchos los uruguayos que andan en la vuelta, como expresa el comercial de Canarias, y que no solamente siguen ligados a su tierra sino que envían millones de dólares a sus familiares. Hoy importa la condena de algunos militares por sus crímenes durante la dictadura, la carrera presidencial (una suerte de Parque Jurásico sin Spielberg), la delincuencia que crece sin pausa, y el bolsillo que adelgaza sin dieta. Pero aun así es claro que el Uruguay no termina en los límites nacionales, sino que se expande por el mundo, como el propio flujo migratorio celeste (más tranquilos, después de ganarle a Paraguay en el Centenario).
La emigración uruguaya es tan pequeña como el país mismo, y por tanto no tiene peso internacional.
En realidad, para crecer, el país debería convertirse en receptor de inmigrantes, para por lo menos triplicar su población, generando así un conglomerado humano todavía pequeño pero con mejores niveles de producción y consumo.
A contramano, como tantas otras veces, el país sigue exportando su gente. Eso sí, después le hace homenajes, como el del comercial de Ancel (“Nuestro homenaje a los uruguayos de todas partes del mundo”). De todas maneras, pocos pero buenos, los yoruguas en tierra yanqui tienen las mismas esperanzas que el resto de la comunidad latina y esperan un brillante futuro a partir de la administración de un presidente negro. Y crece el optimismo con cada demostración de como la influencia latina es cada vez mayor, más allá que todavía hay mucho camino por transitar, que todavía hay mucha resistencia para reconocer la presencia latina en Estados Unidos y su contribución a la sociedad, con o sin documentos.
El ciudadano común no puede quitarse aun lo que Bush inculcó durante ocho años: que hay millones de latinos “ilegales”, una palabra que tiene un enorme poder en la mente de los estadounidenses.
Pero los gobernantes saben, comprenden que el error de la anterior administración no puede continuar por mucho tiempo. Hay cosas muy curiosas. No solamente Bam habla en español. El alcalde de New York, Michael Bloomberg frecuentemente brinda conferencias de prensa en español. Y la “bancada” hispana en el Capitolio cada vez recibe más atención de la prensa en inglés.
En el área comercial, la aceptación de la presencia hispana es incuestionable. Prácticamente todas las grandes tiendas por departamento ya tienen carteles bilingües en sus góndolas. Y todas las grandes empresas ofrecen servicio de atención al cliente también en español.
Hay muchos grupos inmigrantes que conviven en Estados Unidos. Pero ninguno tiene el poder del hispano. Por eso mismo, porque se sabe que en unas pocas décadas de primera minoría pasará a mayoría, hay sectores que se oponen con ferocidad al crecimiento latino. Los descendientes de quienes en el pasado se cubrían la cara para cometer tropelías en nombre del Ku Klux Klan hoy fundan y promueven grupos anti inmigrantes.
Las golpizas a desprevenidos e indefensos inmigrantes latinos se convierten en noticia cotidiana y sus muertes, lamentablemente, también. Son los mártires de una comunidad que en su gran mayoría solo quiere vivir en paz y construir y sustentar un futuro digno.
Después de todo, Bam tiene razón. Sí, se puede. Se puede. Ahora es cuando.
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