Opinion | 30 Mar Mientras la desaprensión de muchos de nuestros convecinos, tanto en Paysandú como en otros puntos del país, ha sido clave para que por la presencia del mosquito Aedes aegypti puedan registrarse los primeros casos de dengue autóctono, es por lo menos alentador que en otra faceta del control de vectores y el bienestar animal se logre buena receptividad en la población, como es el caso de la campaña de castración de canes que se está desarrollando actualmente.
Ambos temas están relacionados, desde que el éxito o el control de las acciones que se desarrollen en salvaguarda de la población depende del grado de respuesta de los propios vecinos, del grado de compromiso y responsabilidad para asumir que nadie puede estar ajeno al desafío de hacer lo que se debe hacer por nosotros y por nuestros semejantes.
Lamentablemente en el caso del dengue se ha ido perdiendo la batalla pese a los controles que se han intentado mediante la instalación de ovitrampas en lugares críticos, y aunque estamos en una puerta de ingreso del insecto, teniendo en cuenta que la enfermedad es endémica en países vecinos, se estuvo en condiciones de evitar su difusión mediante simples controles para no dejar recipientes en los que pudiera acumularse agua de lluvia.
Esta medida de muy simple instrumentación, empero, ha chocado con la incomprensión, desinterés y desidia de muchos que han hecho caso omiso a las recomendaciones de las autoridades de la salud, y hoy tenemos el mosquito instalado en varias zonas de la ciudad, como así también en otros puntos del territorio nacional, por lo que no hay ningún elemento a favor para evitar que se den casos autóctonos de la enfermedad. Hasta ahora la suerte nos ha acompañado, pero no puede durar siempre y solo falta que se de un caso para que se generen varios en pocas horas, teniendo en cuenta el lapso necesario para su detección y la facilidad con que se transmite cuando el mosquito ocupa un amplio territorio.
Y solo el próximo advenimiento del invierno podría evitar o postergar el momento tan temido, con la consecuente difusión de la enfermedad.
En otro orden, también es cuestión de responsabilidad y de sentido común para el ciudadano participar en el control de los perros callejeros, y la mejor manera de hacerlo, sin efectos traumáticos pero no por ello menos eficaz, es la castración masiva de canes que se está haciendo en Paysandú por coordinación de varios organismos, lo que resultará de amplio beneficio para la población y los propios animales.
Actualmente la Intendencia Departamental, en coordinación con el Hospital Escuela del Litoral y la Comisión Departamental de Zoonosis, está instrumentando una tercera fase de este programa, que se inició hace dos años y ha permitido que se interviniera quirúrgicamente a 4.000 perros, a los que se agregarán otros mil este año en las sucesivas salidas a barrios periféricos por el equipo contratado para esta tarea.
Se trata de cifras muy significativas, si se tiene en cuenta que la reproducción canina tiene carácter exponencial, y por lo tanto ya se ha sacado de la calle a miles de canes, en tanto se progresa gradualmente en promover la tenencia responsable, que es el gran paso complementario y aún pendiente para revertir de una vez por todas el preocupante panorama de los últimos años.
Por lo pronto, de acuerdo a cifras proporcionadas por la directora del Hospital Escuela del Litoral, doctora Salomé Wolman, la castración masiva iniciada hace dos años ya se está reflejando en la población callejera canina, al punto que se han reducido en un 25 por ciento los accidentes provocados por perros sueltos.
Y tan importante como esta cifra seguramente es la disminución del factor de riesgo que conlleva esta menor población para la transmisión de zoonosis que tienen al perro como vector, como es el caso concreto de la hidatidosis y otros parásitos cuyas potenciales víctimas son los niños, por estar en estrecho contacto con las mascotas.
Pero indudablemente lo que hace la diferencia en favor de la salud es la toma de conciencia. Este es el punto en el que debe ponerse énfasis, mediante una persistente campaña desde los centros educativos y los medios de difusión, si se tiene en cuenta que el convencimiento del ciudadano es la única carta de triunfo en esta cruzada.