HISTORIA: 1860

Locales | 31 Mar La alocución del Jefe Político y de Policía de Paysandú, Basilio Pinilla, continúa así: “La idea es grandiosa, humanitaria y moral. Es digna de la cooperación de todos los hombres pensadores, amantes del progreso y de la educación social”.
“Es una grande escuela de costumbres, donde el genio inspira, enseña, persuade y donde el pueblo ávido siempre de verdad recibe la inspiración y la enseñanza de lo bueno y siente las hondas emociones que el genio imprime en el alma”.
“Es la historia verdadera del corazón humano con sus virtudes y flaquezas, con sus glorias e infortunios, con sus triunfos y retrocesos”.
“La fundación de un teatro en el seno de nuestra sociedad, importa la creación del buen gusto y el desarrollo de las ideas morales que suavizan las costumbres”.
“Cuando en los hermosos cuadros que brotan de la imaginación de un poeta, la virtud y el heroísmo se elevan hasta Dios, y el crimen, la traición aparecen llevando en la frente la maldición de los buenos, imposible que no penetre en el alma el profundo sentimiento del bien, imposible que no se nos presente el mal en su horrible deformidad. Es la fuente cuyas aguas cristalinas sanan y purifican las heridas del alma, y en las que el hombre encuentra el principio de su ventura”.
“Es cierto que la libertad del teatro, como la libertad de la prensa, puede degenerar en licencia, y sembrar desgraciadamente la corrupción”.
“Más, incumbe a un Gobierno ilustrado ejercer en ella una saludable vigilancia, desterrando todo lo que puede contaminar el espíritu y el corazón del Pueblo, porque si esa libertad no se encierra en los límites de lo justo, el vicio y el error grabarán profundas huellas en las masas y acabarán por extraviar su educación. El grande objeto de esa vigilancia tiende a perfeccionar el teatro, mediante los heroicos y continuos ejemplos de virtud que nos ofrece la historia de la humanidad. Y es lo que debemos procurar, señores, para garantir las inmensas ventajas de esta institución”.