Paysandú, Sábado 04 de Abril de 2009
Policiales | 28 Mar El auge de la forestación otorgó un papel preponderante y estratégico a la Ruta 24. Para los sanduceros, desde el empalme en San Manuel, representa la vía de enlace con la zona de Tres Bocas, Nuevo Berlín y finalmente con la Ruta 2 hasta Fray Bentos. Cientos de camiones la atraviesan diariamente para abastecer la operativa de la controvertida planta de Botnia y muchos uruguayos la utilizan para movilizarse hacia sus lugares de trabajo.
Sin embargo, según relató a EL TELEGRAFO una señora que transita habitualmente por esta carretera a bordo de su automóvil, una obra que desde hace meses ejecuta el Ministerio de Transporte y Obras Públicas en un importante tramo la transformó en un verdadero riesgo para los conductores y en escenario de al menos seis accidentes en las últimas semanas.
Dijo que circula por allí “cuatro veces por semana” para llegar hasta su lugar de trabajo, pero a raíz de “la atrocidad” que cometieron los encargados de la obra al colocar una delgada capa de asfalto y encima pedregullo, hizo que aproximadamente dos kilómetros de ruta se convirtieran en difícil prueba para los conductores y en motivo de cada vez más frecuentes accidentes. La ausencia casi total de señalización hace que los conductores que arriban al tramo en reparación a moderada velocidad pierdan el control del vehículo sobre la resbaladiza superficie, poniendo en grave peligro su vida.
“Ya hubo seis accidentes, uno de ellos de frente”, relató preocupada. Lo peor de la situación se genera –añadió- cuando se intensifica el tránsito de camiones, ya que estos hacen que el pedregullo suelto, sometido al enorme peso del rodado, salga disparado a varios metros, impactando en el parabrisas de los demás vehículos o en la humanidad de quienes transitan en moto. “Hay que circular bajo una lluvia de piedras”, relató.
Añadió que recientemente estuvo a punto de sufrir un accidente al derrapar sobre la inestable superficie, pero dijo que una camioneta no tuvo la misma suerte y fue a parar a un sembradío ubicado a varios metros.
“¿Tiene que morirse alguien para que hagan algo?”, preguntó.
Preocupada se comunicó con Policía Caminera, pero allí le recomendaron acudir a las autoridades del Ministerio. Sin embargo los días pasaron y la situación se mantuvo, en tanto los accidentes siguieron a la orden del día. El viernes efectuó una nueva gestión ante Policía Caminera, en esta ocasión con las autoridades nacionales. Los funcionarios se manifestaron más preocupados por el problema y le solicitaron sus datos y más información. Ella insiste en la peligrosidad de este tramo en reparaciones y cree que los accidentes no se detendrán hasta tanto las autoridades no señalicen debidamente y den por concluida la obra. O como ella misma la calificó: “un adefesio”.
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