Opinion | 31 Mar El cuidado de los bienes patrimoniales de una comunidad es responsabilidad de la comunidad toda. Sin embargo, en la práctica no es fácil conciliar esfuerzos, intereses y recursos para llevar adelante iniciativas de conservación de edificios patrimoniales, lo que requiere de compromisos serios, empuje local y, generalmente, apoyo interinstitucional.
A pesar de eso, Paysandú cuenta con valiosas experiencias de rescate patrimonial, como lo fue a fines de la década del ‘90 la recuperación del órgano de la Basílica y, más recientemente, el empuje que se le está dando al Monumento a Perpetuidad, donde se comenzó por mejorar su gestión, difundir su valía e interesar a autoridades nacionales para que apoyen con recursos económicos un plan de mejoras y mantenimiento.
Actualmente, la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo, que ha sido declarada Monumento Histórico de la Nación, y es además un edificio emblemático de Paysandú, presenta un avanzado deterioro de su patrimonio artístico debido a humedades que ponen en peligro las pinturas de su bóveda, cúpula y paredes, que datan del siglo XIX.
Como se informó en un artículo publicado en la víspera en EL TELEGRAFO, la curia ha realizado algunas obras menores de mantenimiento, pero le resulta económica y técnicamente imposible encarar las obras que se requerirían. Si bien la Ley 14.040 establece que la Comisión Nacional de Patrimonio debe velar por la conservación de los monumentos históricos y su adecuada promoción en el país y el exterior, lo cierto es que en este momento no se cumple con ese precepto.
Actualmente la Parroquia convoca a los vecinos sanduceros a integrar una comisión de apoyo, pero lo cierto es que hay responsabilidades con las que el Poder Ejecutivo nacional no ha cumplido.
Es verdad que se requiere una acción decidida desde lo local en cuanto al reclamo de recursos para estos fines, pero no es menos cierto que así como se festeja todos los años el Día del Patrimonio, debería existir un relevamiento ajustado a la realidad del estado de conservación de --por lo menos-- los edificios que han sido declarados monumentos históricos en todo el país, de forma de definir prioridades de inversión y cuidado. La Basílica de Paysandú espera una respuesta.