Opinion | 07 Abr La curiosidad y la búsqueda del descubrimiento han sido siempre características sobresalientes de los niños y seguramente por eso --y la motivación de sus maestros-- es que la participación de escolares es numerosa y activa en los clubes de ciencia.
Son miles los niños y jóvenes uruguayos que han descubierto en esas actividades que la ciencia no tiene por qué ser aburrida y que además de ser una herramienta para resolver muchos problemas cotidianos tiene un fin en sí misma, con independencia de la posterior aplicabilidad de los conocimientos o desarrollos que pueda proveer.
Los estereotipos le han hecho mucho daño a la ciencia, alejándola de la población. La imagen del científico un tanto alocado, con gafas y viviendo en su propio mundo todavía persiste, aunque en la amplia mayoría de los casos, está muy alejada de la realidad.
Afortunadamente el gobierno nacional ha buscado algunos financiamientos para radicar científicos en el país y brindarles ciertos apoyos para que puedan desarrollar su trabajo. Por otra parte, la apuesta a los clubes de ciencia parece estar firme como semillero para difundir el hacer científico.
Sabido es que no todos esos niños serán científicos cuando sean grandes, pero habrán tenido la oportunidad de adquirir herramientas que les serán útiles durante toda su vida: trabajar en equipo, plantearse problemas, buscar soluciones, imaginar, apostar a la creatividad y hacerse preguntas buscando respuestas no es poca cosa para enfrentarnos a nuestra propia vida y actuar en el medio que nos rodea.
Días atrás, al entregar diplomas a los clubes de ciencia que se destacaron en la 22ª Feria Nacional --seis de los cuales representarán a Uruguay durante el 2009 en ferias y muestras de carácter internacional-- el director de la DICYT, Omar Macadar, señaló la importancia de estimular la vocación de los jóvenes en el estudio de las áreas relacionadas con la ciencia y la tecnología.
Por su parte, la gerente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), Alejandra Mujica, dijo que dicha institución apoya el desarrollo de los clubes de ciencia por considerar que son un espacio fundamental para incentivar el estudio científico y adelantó que este año se presentará una publicación que contiene los resultados de una encuesta realizada en 2008 sobre la percepción pública de la ciencia, que señala que Uruguay debe continuar trabajando con relación a la difusión, en especial hacia los jóvenes, de políticas y actividades científicas. Un país que se precie de querer apostar al conocimiento, no puede dejar de hacerlo.