Opinion | 06 Abr El Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, cumplió 18 años de edad. A pesar de la ceremonia en el edificio Mercosur, en Montevideo, a la cual asistió el presidente pro témpore, el mandatario paraguayo, Fernando Lugo, no hubo una celebración destacada. Quizás la razón sea que no hay muchos motivos para festejar.
Es que Uruguay y Argentina todavía no logran recomponer sus relaciones después del conflicto de Botnia. Cuando aún no se ha dirimido este tema –que no se logró resolver en el ámbito del bloque regional y fue llevado a la Corte internacional de La Haya-, Uruguay está a la espera de una respuesta de Argentina por las trabas que impuso el gobierno del vecino país a las importaciones, que generan pérdidas a los exportadores de nuestro país por unos 30 millones de dólares.
Argentina quedó en responder al planteo de Uruguay, que de no recibir una respuesta satisfactoria, activará los mecanismos previstos en el Mercosur, sin excluir una controversia formal a través de Tratado de Asunción. Las medidas en defensa de su industria activadas por Argentina fueron cuestionadas por ser consideradas “proteccionistas” por Uruguay y Paraguay.
El Tratado de Asunción, por el que se creó el Mercosur, fue suscrito el 26 de marzo de 1991. Los entonces presidentes de los cuatro países  acordaron constituir un mercado común a más tardar el 31 de diciembre de 1994, un propósito no alcanzado 15 años después.
Con motivo del 18º aniversario, Lugo dijo que “es el momento oportuno para hacer un balance y decidir qué rumbos seguir después de haber caminado a lo largo de esta travesía”. Consideró además que “tal vez sea hora de preguntarse en serio y con radicalidad por qué en el Mercosur no ha podido darse hasta el momento una alternativa capaz de asegurar los niveles de compromiso y de convicción indispensables para el fiel cumplimiento de todos los acuerdos”.
Los países miembros del bloque deben reconocer que tienen dificultades para sincronizar sus economías y que, a pesar de cumplir 18 años, en el bloque persisten trabas para-arancelarias que afectan a los socios menores. ¿No será hora de hacer un balance honesto, reconocer las fallas y tomar cartas en el asunto? ¿O habrá que esperar otros 18 años?