Paysandú, Sábado 18 de Abril de 2009
Locales | 17 Abr La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, repasó durante su visita a Paysandú la situación del INAU y los menores infractores, reconociendo que “hay que cambiar una institución tan vieja”. También compartió responsabilidades con el Poder Judicial frente a la situación que se vive con “entre 200 y 400 menores en conflicto con la ley”, y que serían quienes dan la imagen de inseguridad por los menores infractores. Reconoció que “no hemos transitado los mejores caminos”, y afirmó que hay diferencias entre el mandato de la ley y lo que se hace.
Arismendi afirmó que “en Uruguay el Poder Judicial es independiente”, y criticó veladamente algunas decisiones de jueces. También reconoció que “faltan educadores” en el INAU, así como la carencia de funcionarios capacitados para llevar adelante las propuestas del Código de la Niñez y la Adolescencia aprobado en setiembre de 2004, al que calificó como “excelente” y “con una concepción moderna, humanista y que habla de incluir”, pero que no se aplica con cabalidad.
A riesgo de “parecer cursi”, según dijo, la Ministra resumió la gestión con los menores como algo en que “el amor es la clave, amor a la gente, al prójimo”.
Dijo que el número de 400 es por los datos del Ministerio del Interior de los menores en conflicto con la ley, y unos 200 son los menores en custodia del Inau. Agregó que en diciembre de 2008 “por primera vez desde el Consejo del Niño, el Iname y el INAU, logramos tener más adolescentes en medidas no privativas de libertad, con medidas alternativas”.
Señaló que “todos nos damos cuenta que la justicia ordena privar de libertad, y al mismo tiempo incluirlo socialmente; son dos cosas que al mismo tiempo no se pueden hacer, es una orden imposible de cumplir”.
DEBATIR SOBRE
LOS CAMINOS
La ministra afirmó que “nos debemos un debate abierto que creemos es muy importante para ver por dónde transitamos, porque no hemos transitado por los mejores caminos en estos cuatro años para llevar adelante el espíritu, la concepción y la letra del Código”.
Dijo que el INAU “tiene que ser una institución con otras características, con funcionarios -como dice la presidenta del INAU, maestra Nora Castro- que no se enfermen, que puedan rotar, porque también el funcionario está preso, y hay un desgaste brutal, emocional. Y tampoco hay una preparación correcta de acuerdo a la concepción del nuevo Código (que) habla de derechos e inclusión social”.
Comentó algunos casos, como el reciente de “un niño de 8 años procesado con privación de libertad, que no puede estar en un hogar para los más chicos con privación de libertad, que es de 13 a 15, y él tiene 8. El lugar al que fue destinado, es de amparo, para otros casos. Y no es ese el lugar adecuado”.
“Y tenemos que pensar que la sociedad uruguaya tiene una nueva realidad, y lo primero que hay que pensar es que el (menor) que está en la calle, corre riesgo de vida. Y la Policía tiene la seguridad de las personas. Pero si ese chico entra en un almacén para comprar caramelos, el propietario o el empleado se asustan, le pegan un tiro y lo matan. Estamos viviendo una situación social que tenemos que poner en la mesa y discutirla” Se preguntó “¿cómo puede ser que hacemos justicia por mano propia, y que nos tengamos tanto miedo? Miedo a los niños, a los pobres, a los adolescentes. Creo que el Uruguay, por su historia, tradiciones y solidaridad, nos debemos como sociedad una discusión sobre esto”.
CAMBIAR EL INAU
Agregó que hay que “cambiar una institución tan vieja y estructurada a la luz del nuevo Código”, y que “necesitamos una institución o más de una que realmente sea capaz que la libertad sea un bien ansiado. Porque para muchos de ellos, los que vuelven, es porque saben que ahí se contienen”.
Hizo referencia a la familia, señalando que “si la familia no tiene vínculos y no sabe a quien acudir, y no crece como seres humanos, y no se quiere a sí misma, es muy difícil que esos niños crezcan con libertad, justicia social y con futuro”.
También habló del consumo de droga, “este flagelo brutal muy difícil de combatir”, aunque aclaró que “por suerte los grandes narcos están cayendo, porque se hace una política muy dura”.
Sin contestar directamente la pregunta de EL TELEGRAFO sobre qué se hace con esos “200 o 400” menores infractores, la maestra dijo que “se han tomado algunas medidas”, pero afirmó que “las buenas noticias no son noticia”, sí cuando hay problemas. Repreguntada sobre qué hacer con esos menores, dijo que “debemos encontrar la manera de contenerlos, porque el primero que está en riesgo es el menor”.
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