Rurales | 20 Abr tuación del agro “no está linda”. La sequía, los impuestos y el abigeato son aspectos con el que convive diariamente, pero el pasar de los 800 lanares a los poco más de 130 que tiene hoy, “es lo más difícil de soportar”.
“La complicación más grande que teníamos que era la seca, la pasamos y ahora está empezando de nuevo. Pero también tenemos los impuestos y el problema más importante que son las carneadas de nuestros animales. Incluso los carnean adelante de nosotros y no podemos denunciar porque es lo mismo que la nada”.
Comentó que tenía una vaca de 540 kilos para llevar a un remate de la Liga de Guichón y poder pagar la contribución, y el día que la fuimos a cargar no estaba más”. Consultado sobre si realizó la denuncia, explicó que “hay pocos policías o no sé qué está pasando, pero no hay soluciones. Con lo que me están llevando, no sé cómo voy a terminar. Hice un gran esfuerzo para tener un capital y poder decir que vivo de las vacas. Pero de las 130 me llevaron seis y se murieron intoxicadas otras seis, el panorama no es fácil”.
Recordó que tenía más de 800 ovejas en su campo “y nos comenzaron a llevar los animales, tuvimos que ir vendiendo y hoy nos quedan poco más de 120 lanares: más de la mitad las carnearon”, dijo el productor.
Precisó que en alguna oportunidad se vio tentado a utilizar el fusil de su abuelo. “Antes de morir mi padre el 27 de enero del año pasado había 823 ovejas. A los pocos días ya teníamos 623 y se las estaban llevando como agua”.
Dijo que “agarré la carabina y los empecé a pastorear de noche, utilizando las pocas balas que quedaban del tiempo de mi abuelo; ahí pararon de matarme ovejas, aunque ahora arrancaron de nuevo, pero yo no voy a arriesgar mi cuero porque ya no da para más”, dijo con voz entrecortada y “aguantando la bronca de la impotencia”.
Relató que el jueves santo salió de noche con otra persona a cazar mulitas en su propio establecimiento, y se encontró con gente que ya se estaba aprontando para carnearle ovejas. “Me volví para atrás porque si no podía haber ocurrido alguna desgracia, pero estamos tan desprotegidos”, dice Nochetti, quien dejó latente una frase muy clara: “nos estamos cansando”.