Paysandú, Jueves 23 de Abril de 2009
Opinion | 16 Abr La iniciativa parlamentaria que apunta a obligar a todos los comercios de vestimenta a tener todas las tallas tiene media sanción pero parece muy difícil que sea aprobada si no se le incorporan sustanciales modificaciones.
El texto establece que “todas las industrias de la vestimenta y los establecimientos que las comercialicen, distribuyan o las importen, deberán contar con prendas de vestir en todas las tallas que respondan a las características antropométricas de la población, femenina y masculina, cualquiera sea la franja etaria a la que se dediquen”.
Según el articulado del proyecto, cuando una persona no encuentre un talle de ropa solicitado, el comercio tendría un plazo de una semana para ponerla a su disposición pero sin modificar el precio de venta.
Hay previsto un régimen de sanciones que van desde simples apercibimientos a multas de entre 20 y 4.000 Unidades Reajustables (UR), o sea, entre 7.300 y 1.460.000 pesos a la cotización actual.
Ahora, la Cámara de la Vestimenta advirtió en el Senado que la iniciativa va contra la libertad de comercio y que será inviable aplicarla, principalmente en las pequeñas tiendas. Según informó Últimas Noticias, senadores de todos los partidos reconocieron que la ley, tal cual está, no será aprobada.
El propósito del proyecto de ley, redactado por el diputado Carlos Enciso (Partido Nacional), era contribuir a la igualdad de los ciudadanos evitando la discriminación en base a la apariencia física. Mientras los obesos han creado un movimiento nacional y han logrado espacios de difusión pública en reclamo del tratamiento de los problemas que les acarrea su condición, lo cierto es que el asunto de los talles hace varios años que está dando vueltas por el Parlamento con miras en transformarse en ley, pero hasta el momento ha sido imposible.
Lo cierto es que si bien no encontrar ropa adecuada al propio talle puede implicar discriminación, no es menos cierto que tal cual ha sido propuesto el proyecto de ley choca con una realidad aparentemente insalvable para un país de mercado reducido como el nuestro. Habrá que apelar al ingenio y la creatividad para buscar alternativas que permitan a una iniciativa justa ser aprobada y a los uruguayos encontrar en las tiendas ropa que no sea para anoréxicos o las figuras “ideales” que nos muestra la televisión. Por el momento los obesos cuentan con la opción de recurrir a las modistas para confeccionar su vestimenta, una alternativa que si bien es poco tenida en cuenta por estos tiempos, era muy utilizada por toda la población hasta hace algunas décadas.
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