Locales | 20 Abr La reciente Expo Tuning que tuviera lugar en Paysandú permitió observar entre sus participantes a un automóvil Chevrolet Impala -correspondería al año 1961-, que fue adquirido como chatarra y recuperado tras cinco años de intensos trabajos. Claro que el motivo no era solamente reconstruirlo, sino hacerlo a la manera que se acostumbra en la modalidad del tuning, muy en boga en estos tiempos. Por eso cuesta un poco reconocer que sea un Chevrolet Impala, el tan exitoso vehículo de los años sesenta.
Es que exteriormente parece mucho más grande, ampuloso si se quiere, en tanto que en el interior donde se utilizó mucha fibra de vidrio, también le introdujeron notorios cambios. Las puertas están moldeadas, tiene algunos parlantes, aunque en realidad no fue por el audio sino por la estética.
Le instalaron un volante rectangular, de los que se están utilizando ahora en el tuning, llantas cromadas especiales, tanto el frontal como la parte posterior fueron sustancialmente modificadas, mientras que la aerografía fue un rubro donde se destacó a juicio de quienes trabajaron como jurados en la expo.
Este Chevrolet Impala pintado en un tono naranja pertenece a un señor Acuña y llegó proveniente de Montevideo; está impulsado por el motor ocho cilindros, con caja de cambios manual de tres marchas y tiene el embrague monodisco.
Obviamente que los cambios son notorios pero dentro de la modalidad del tuning todos resultan aprobables, al menos a jucio de quienes gustan de este estilo o forma de revestir los autos.