Historia: 1881

Locales | 22 Abr La biografía de monseñor Lasagna, publicada en castellano en 1945, prosigue indicando: “El día siguiente al reír de la aurora el vapor echó anclas frente a la ciudad de Buenos Aires y hubo una parada de cinco horas. Pasáronlas con el Inspector, que había acudido a esperarlos y esforzarlos con su afecto y consejos para una empresa que un secreto presentimiento les representaba erizada de gravísimas dificultades. A las 10 levaron anclas y solo a la mañana siguiente dieron vista al magnífico panorama de la ciudad de Paysandú. Fuéronse en derechura a la iglesia parroquial, que descuella majestuosa en lo alto de una suave colina y se arrojaron en brazos de Jesús Sacramentado implorando fuerza, denuedo y apoyo eficaz en la dificilísima misión”.
“Los insólitos y repetidos repiques de las campanas que anunciaban la celebración de las tres misas, y la voz que se difundió al punto del arribo de nuevos sacerdotes, atrajo a la iglesia a muchos curiosos, que observaban atónitos a los recién llegados. Tomada posesión y hecho el inventario del miserable ajuar de la iglesia, emplearon lo restante del día en busca de alojamiento y en presentarse a las autoridades civiles, para las que traían cartas de recomendación de amigos y bienhechores de la Capital. Fueron generalmente bien recibidos, y en particular por el comandante del puerto, Don Julio Muró, el cual como había tenido a dos hijos en el Colegio Pío de Villa Colón, profesaba gran afecto a los Salesianos; y así hubo de mostrarlo en bien críticos momentos”.
“Algunos diarios de la ciudad empezaron desde luego a esparcir voces siniestras contra la llegada de los misioneros, tildándolos de gente fanática, invasores de la parroquia y otras lindezas de este jaez, con que provocaron al pueblo a sublevarse contra ellos. En efecto, se comenzaron a firmar solicitudes al Obispo para que los retirase. El horizonte se iba encapotando pero los misioneros habían fundado muy especial confianza en San José, en cuyo honor se disponían a celebrar una gran fiesta, declarándole desde los comienzos patrono de aquella infeliz población”.