Paysandú, Lunes 27 de Abril de 2009
Opinion | 22 Abr Sin duda alguna la vereda que construye la Intendencia en el Balneario Municipal hacia el norte constituye un importante aporte paisajístico para el paseo costero. Asimismo brinda seguridad y comodidad a los peatones que suelen encontrar en la costanera un espacio ideal para el esparcimiento. Este proyecto se enmarca en una serie de reformas, en su mayoría de menor porte, como la plazoleta “José Martí”, frente al referido camino y la aún inconclusa plaza “El Líbano”. Todas estas construcciones fueron planificadas para ser inauguradas antes del verano, que es precisamente la temporada en que más se disfrutan y a su vez son un aporte más hacia el Paysandú turístico que todos anhelamos. Lamentablemente, de todos ellos solo la plazoleta Martí alcanzó a ser inaugurada en tiempo y forma, gracias quizás a la sencillez de su diseño. En cambio, respecto a la media vía peatonal faltan varios aspectos para finalizar la obra, a más de nueve meses de iniciada.
En efecto, en agosto del año pasado el responsable técnico de los trabajos por la Intendencia, arquitecto Juan Ferrer, expresaba a EL TELEGRAFO que quedaría pronta “en los primeros días de noviembre”. Para ese entonces el proyecto incluía 150 metros de vereda, muros, columnas de iluminación, barandas y accesos vehiculares a la playa. Sin embargo el 29 de octubre Ferrer explicaba que «ya se empezó también la ampliación de la vereda hasta el mirador (50 metros más de extensión), lo que adelantó trabajos previstos para más adelante, pero fija nueva fecha para la culminación de la obra», siendo el nuevo plazo para fines de diciembre. Transcurrieron más de cinco meses –9 desde el inicio—y aún quedan muchos “detalles” para finalizar, entre ellos la bicivía, recapado de bitumen de la calzada y una correcta señalización para el tránsito. Si bien pueden parecer trabajos menores, no lo son en realidad y presentan serios inconvenientes para el tránsito y la seguridad.
Actualmente los “lomos de burro” son tan altos y groseros en su diseño que un automóvil debe detenerse a cero para poder superarlo, aún a riesgo de tocarlos con la carrocería. Asimismo el tránsito de acceso desde el norte encuentra una trampa mortal al enfrentarse sorpresivamente a una vereda que ocupa la mitad de la calle sin previo aviso, con una baranda invisible en horas nocturnas y media senda de paso con violentos obstáculos. Cabe preguntarse entonces cuánto tiempo más se precisará para terminar correctamente una obra menor, que a esta altura se demoró más del doble del plazo previsto.
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