Paysandú, Lunes 27 de Abril de 2009
Locales | 26 Abr ¿No eran fuegos artificiales?
Señor Director. Hay cosas que no deben pasar por alto a la ciudadanía y una de ellas, en cuanto al diario que tan dignamente dirige, hay una en particular que deseo subrayar. No es otra cosa que el oportunismo y la corrección con que ustedes tratan temas importantes, siempre en forma documentada o fundamentada desde todo ángulo. Un insumo periodístico que muchas veces brilla por su ausencia en algunos medios de difusión. Mi reconocimiento también para la edila Nilda Belvisi, del Partido Colorado, que como mujer demostró gran valentía y mucha nobleza para con el edilato que ejerce. Fue a la postre la única persona que en la sala de la Junta Departamental no solamente mantuvo sus afirmaciones previas, sino que hizo un informe detenido, mesurado y muy razonado en torno del pronunciado déficit presupuestal que marcó la Rendición de Cuentas 2007.
Voy a los hechos: en el curso de los últimos tiempos veo que han planteado con fuerza y precisión el caso del déficit presupuestal de la Intendencia de Paysandú. Lo que, tímidamente, trató de disculpar un edil oficialista que argumentó con toda tranquilidad que el déficit existía pero no era tan grande. Sin dudas, desconociendo que para la gente 2 más 2 siguen siendo 4 y si entra menos dinero que el que sale, no hay otra que la situación es deficitaria. Se trate de una Intendencia, de una empresa o de un simple hogar.
Pero, puntualmente, cabe detenerse en el punto central de la confrontación con los hechos --no con vuestra versión periodística necesaria para que nos informemos los lectores, pero al cabo secundaria en todo esto-- que ha pretendido hacer el intendente Julio Pintos. El mismo, porque el artículo en Internet, que firma personalmente, calificó al citado artículo periodístico como “fuegos artificiales” y continúa insistiendo que no se tomó como ingreso un préstamo bancario de más de 40 millones de pesos. ¿Cómo se entiende esto si es el propio Tribunal de Cuentas el que le observa eso? Es ese organismo de contralor el que le dice, en una de sus observaciones, que es incorrecto tomar como ingreso un compromiso financiero que --a la postre-- se transforma en una obligación a pagar hoy, mañana o no se sabe cuándo.
Respecto de que “se gobierna para la gente” y por eso no importa la extralimitación de los gastos, por sobre los ingresos acuñados acá o los que vienen del Gobierno Nacional, sinceramente es una perogrullada que no resiste el análisis más elemental. En principio porque el Presupuesto Quinquenal se hace y aprueba para cumplirse, pero inmediatamente después porque sin decirlo se clasifica a la gente, cuando todos sabemos --más aún los que hoy gobiernan, que lo sufrieron cuando el gobierno de facto-- en qué termina algo así.
Simplemente en una doble injusticia: al que aporta, contribuye, no deja de cumplir con los cada vez más pesados tributos municipales, se le castiga al bolsillo primero y, trás cartón, no retribuyéndole en obras que son generales. Nadie puede decir que arreglar las calles de la ciudad, mantenerla limpia, mejorar espacios públicos, etcétera, sea de beneficio de un determinado grupo de contribuyentes. Y todo eso es lo que se posterga en aras de ese incomprensible concepto de gobernar “para la gente”, sin acordarse incluso que siempre el aspecto social fue preocupación municipal en este departamento y país.
Pero vuelvo al principio para reiterar mis felicitaciones y reconocimiento a EL TELEGRAFO por su línea de conducta periodística, pese a quien pese y duela a quien duela. Lector conforme
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