Paysandú, Miércoles 29 de Abril de 2009
Opinion | 29 Abr Las circunstancias internacionales han determinado que otra vez Uruguay haya aumentado significativamente su intercambio regional, lo que no sería una mala noticia si no fuera porque este crecimiento ha ido en desmedro de otros mercados, y este es precisamente un aspecto que revela una reversión de la saludable tendencia anterior.
Claro, no se trata de que las exportaciones hacia los vecinos Argentina y Brasil, fundamentalmente, han aumentado debido a que ha mejorado la relación para el intercambio, sino que la crisis financiera internacional ha sido decisiva para que los compradores tradicionales de los mercados extrarregión hayan contraído sus importaciones, lo que al fin de cuentas es muy coyuntural y podría variar sustancialmente una vez se superen los sobresaltos y la incertidumbre internacional.
Pero ocurre que no estamos únicamente ante un problema de demanda, sino que hemos perdido competitividad con países de fuera de la región y la mantenemos a duras penas con nuestros vecinos, y con tendencia declinante. Aunque el intercambio ha crecido en este ámbito, todo indica que estamos ante un recurso para mantenerse operativos a la espera de mejores tiempos, por lo que los exportadores se están aferrando a la tesis de que algo es siempre mejor que nada.
En este contexto, el director de Asuntos Económicos, Integración y Mercosur de la Cancillería uruguaya, contador Walter Cancela, evaluó que el Mercosur “está en uno de sus peores momentos”, y que si bien salirse del bloque “es una posibilidad teórica”, esta perspectiva “no está en el menú”.
El jerarca subrayó que el acuerdo regional “tiene varios asuntos centrales pendientes que son críticos” y que hacen “al corazón del sistema de integración”, como la circulación de bienes y personas, en tanto tampoco se ha logrado atenuar los efectos negativos de las flagrantes asimetrías entre las economías de los miembros.
Cancela evaluó que aún con estos problemas el bloque “sigue siendo un desarrollo bueno para el Uruguay”, y consideró que es positivo que Brasil esté en proceso de asumir un liderazgo regional que hasta ahora no ha tenido salvo para salvaguardar sus propios intereses en desmedro de los del conjunto. Este es precisamente el punto en cuestión, y requiere de una revisión de las políticas hacia adentro y hacia afuera del bloque, donde se han ejercido liderazgos en el peor sentido y se ha estado omiso en cuanto a presencia en el ámbito internacional en defensa del interés del bloque como tal.
Para Cancela hay problemas por impedimentos a la circulación de mercaderías y personas, como ha quedado de manifiesto con el bloqueo del puente General San Martín, pero también porque en el intercambio de bienes “estamos asistiendo permanentemente a dificultades, no solo por los impuestos o recargos que afectan los precios, sino por otras medidas que afectan el ingreso de los productos”.
En este escenario cada país tiene su cuota de responsabilidad, desde que han puesto énfasis desmedido en proteger a sectores de la economía incluso más allá de lo razonable y en realidad han protegido ineficiencias. De cualquier forma no es lo más importante, sino que ha habido liderazgos mal entendidos, como es el caso de la política bilateral que han llevado adelante en forma permanente Brasil y Argentina, puestos de acuerdo para defender sus intereses y en vez de establecer consultas previas con sus socios del Mercosur han planteado soluciones ya “cocinadas”.
Aún peor es que mientras la posibilidad de participar con mayor porcentaje en el intercambio regional ha sido un paliativo, a mayor plazo estamos ante condiciones que implican cercenar la oportunidad de diversificar las exportaciones, como ha quedado demostrado una vez más con las limitaciones a que se ha enfrentado Uruguay para dar otro cariz al acuerdo sobre cooperación comercial y en otras áreas con Costa Rica, país que recientemente visitó el presidente Tabaré Vázquez.
Se había avanzado en la negociación de un Tratado de Libre Comercio con esa nación centroamericana, con la que el intercambio comercial es todavía escaso, pero lamentablemente los socios mayores del Mercosur prohibieron esa posibilidad, como lo habían hecho antes con Estados Unidos, por lo que se ha debido limitar esta alternativa a un acuerdo estratégico que está lejos de la conveniencia del libre comercio. Es una muestra más de que tenemos ataduras que implican dependencia y debilidades, que nada bueno van a significar si no se lograr replantear en breve los términos en que se desenvuelve el bloque regional.
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