Locales | 24 Abr La mañana estaba ligeramente fresca y el mate apenas lograba entibiar la sensación térmica. De pronto, al llegar a Merinos en la última cabalgata a Salsipuedes, un penetrante aroma a comida campera mantuvo atento al entorno: un gran guiso cobraba vida en una generosa olla de hierro.
Saborear ciertos gustos sazonados a la vieja usanza ya no es cosa común para quienes andan con el tiempo contado, por eso observar a ciertos personajes recreando rituales de una cocina que ya no forma parte de nuestras vidas, llama la atención. Por suerte existen esos cocineros que seducen a los comensales con sabrosos platos caseros, y este era uno de esos casos en que el entorno tiene directamente que ver.
Porque hasta resulta mucho más fácil encontrar los ingredientes que pueden formar parte de una apetitosa comida. La dieta, la digestión lenta y un sinfín de excusas intentan frenar la generosa oferta, pero lo cierto es que todo ello se desvanece al momento de probar la primera cucharada.
Generosos trozos de carne, papas, zanahorias, ajos, cebollas, perejil, morrón, lentejas, algunos tomates y aditivos a gusto forman parte de los principales ingredientes.
Cada uno tiene su fórmula predilecta, que le otorga el detalle diferente a la presentación, aunque otros entendidos en la materia aseguren que el tiempo de cocción marcará la diferencia del sabor y la textura del plato. Seguro es que los secretos difícilmente se revelen; solo habrá que conformarse entonces con disfrutar del momento de degustar un buen plato caliente.