Paysandú, Martes 05 de Mayo de 2009
Locales | 03 May DIVIDE Y REINARÁS
Es por lo menos curioso, cómo desde hace unos cuantos días han salido a la prensa noticias sobre diferentes prácticas religiosas, en contraposición con otras que no lo son, como si fueran antagónicas.
Si de tolerancia se trata no deberían molestarse unos con lo que hacen otros.
Hace unos pocos días el edil Appratto en la Junta Departamental y en EL TELEGRAFO se refirió a una celebración que se hacía en un templo religioso sito en Setembrino Pereda frente a la plaza Acuña de Figueroa y a la otra que hacían diferentes vecinos del barrio en esa misma plaza y el mismo día. Hoy (29 de abril) en el mismo diario, un escrito anónimo (poner la cédula de identidad no es firmar lo que se expresa), ataca a la Intendencia como responsable de un ataque a esa parroquia, cuando tanto el edil y el anónimo escriba saben muy bien que fue una comisión de vecinos la que organizó tal fiesta, donde había “música de cualquier tipo”, como si la música, sea cual sea fuera un arma. Más cuando esa plaza está destinada a recordar a otra música: nuestro Himno y sus autores. Y no hay que olvidarse que la Comunidad Económica Europea eligió como su himno una música religiosa.
El escrito anónimo también se refiere a que del Hospital se sacó una “capilla” por falta de espacio, trayendo a colación algo que con lo que se trataba ahora no tiene nada que ver, pero suma.
También días atrás el programa Subrayado (21 de abril) catalogaba de “magia negra”, tratando de utilizar esa expresión con una clara intención discriminatoria (como se hace ya desde siglos atrás cuando a alguien se le ocurre celebrar de otra manera sus creencias religiosas), a otras celebraciones religiosas practicadas por adeptos a la religión umbandista y “alertando” a la población y a las autoridades que ello iba en desmedro de la seguridad y la “paz de los cementerios”. En el día de hoy en el diario “La República” la señora Susana Andrade en nombre de Atabaque se defendía de las expresiones utilizadas por Subrayado, porque según ella ofendían a su religión. En la misma edición de hoy Leopoldo Amondarain --como acostumbra-- hace una encendida defensa de los valores morales de la iglesia católica, como si fuera ésta la única ética posible en las actitudes de la humanidad tan diversa.
Otras noticias de estos días contaban sobre celebraciones religiosas en un recinto del Palacio Legislativo.
En la madrugada del 24 de abril en canal 12 los periodistas se reían de la forma de bailar del futuro presidente de Sudáfrica, como antes lo han hecho de la forma de vestirse de Evo Morales y ahora no tanto, pero en otro tiempo también lo hicieron de la vestimenta de “Pepe” Mujica. (Hace tiempo un presidente de la Cámara de Diputados quiso imponer saco y corbata como “uniforme” para los legisladores).
Y no hablemos de todas las manifestaciones que estamos acostumbrados a ver en el cine y la televisión sobre las prácticas religiosas y las formas de vestir de los adeptos a la religión islámica, sobre todo de los velos que usan las mujeres, olvidándose que hasta hace poco tiempo las católicas eran obligadas a usar velo para entrar a sus iglesias, que los judíos se cubren la cabeza con la kipá y mantos y correas en sus brazos, que los sacerdotes católicos usan capelo, mitra, sotanas, mantos adornados, etcétera.
También en varios templos de diversas religiones se acostumbra a encender velas o quemar incienso. Esto viene de tiempos antiguos cuando la candela y la vela eran las únicas formas de iluminación; el incienso servía para tapar “malos olores” de la gente. Aunque el fuego siempre trae reminiscencias atávicas.
Todos tratan de cumplir de la mejor manera con sus ritos y tradiciones y cuando lo hacen no creo que estén pensando lo que hacen otros.
Pero el cristiano llama “pagano” al que no lo es; el judío llama “gentil” al que no profesa su misma religión; el musulmán lo trata de “infiel”. No creo que ningún pagano, gentil o infiel use la palabra “religioso” en forma despectiva. Todo esto habla de la falta de tolerancia de unos con los otros y lo más ridículo es que lo hacen en nombre de una tolerancia que solamente parece que hay que tener con ellos.
Y parte de la ética y de los valores morales trata de eso, de que cada uno de nosotros debemos ser tolerantes con los demás. Hernán Zunín
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