Opinion | 06 May Una vez más la tragedia es noticia en el tránsito sanducero. Un joven perdió la vida en un accidente de moto y su acompañante lucha por su vida en el centro de tratamiento intensivo de la corporación médica local. Las causas del siniestro no están del todo claras --podría haberse originado por un caballo suelto en la vía pública, de acuerdo a expresiones de testigos--, pero está claro que como sucede en la mayoría de los casos, pudo haberse evitado.
En este caso se conjugaron muchos de los males de nuestro tránsito, como el exceso de velocidad, la imprudencia, quizás un equino deambulando por la calle y la falta de casco protector. Nadie duda que quien conduce con tal irresponsabilidad conoce los riesgos, pero esto no es consuelo para los que sufren la pérdida de un familiar o amigo. No es casualidad que también esta vez el casco estuviera ausente, aunque por ley su uso es obligatorio para todos los motociclistas.
Ocurre que existe un fuerte rechazo a usarlo por gran parte de la población, que ven en él más una incomodidad que un elemento indispensable de seguridad, con la premisa de que “a mí no me va a pasar” y que cada uno es libre de decidir su destino aunque la tragedia involucra a toda la sociedad. Por otra parte en Paysandú “está de moda” entre la juventud no usarlo, principalmente porque saben que los controles municipales se limitan al centro de la ciudad en horas del día, o pueden ser vulnerados sin mayores consecuencias.
Así, más del 95% de los motociclistas comete esta falta de noche, tal como se puede apreciar en el video publicado en nuestra página en Internet al pie de la sección Locales. Sin embargo esa cifra fue desmentida por el intendente Julio Pintos en su opinión publicada en nuestras páginas el 4 de enero, cuando expresaba que “mientras está presente el cuerpo de inspectores, se cumple normalmente la tarea de control”, y agrega que “es bueno que se sepa que han sido numerosas las llamadas de agradecimiento y felicitación de los vecinos de plaza Artigas (punto de mayor concentración los fines de semana), que nos piden que no aflojemos”.
En la medida que la Intendencia no reconozca su cuota parte de responsabilidad y que la población no entienda la necesidad de respetar las normas de tránsito, esta moda seguirá cobrando vidas y habrá que estar preparados para más tragedias que sin dudas vendrán.