Opinion | 02 May Con un período de obra estimado en unos 24 meses, se ha anunciado que en junio se iniciarán los trabajos tendientes a concretar el proyecto de mejora y extensión de la red de saneamiento de la ciudad de Paysandú, lo que permitirá –esperamos-- atender amplios sectores que no cuentan con este servicio fundamental.
Se trata de una obra que OSE le debe desde hace décadas a Paysandú por cuanto la extensión de la ciudad no ha sido acompañada por la consecuente ampliación de la red cloacal, lo que se ha hecho por tramos pero a la vez dejando afuera áreas en las que subsisten problemas técnicos ante la necesidad de la instalación de bombas.
Por añadidura, también es notorio que el costo de la instalación para miles de familias ha sido determinante para que, igualmente, en muchos casos en que la red pasaba por el frente de la casa se ha dejado pasar el tiempo antes de la incorporación de vecinos cuyas viviendas todavía contaban con cámaras sépticas.
Actualmente, sobre todo en la periferia de la ciudad, muchos vecinos están esperando la respuesta integral en esta problemática, que no solo incluye la solución técnica y el proyecto de ampliación, sino también facilidades para encarar las obras de conexión, en un aspecto que en su momento fue desestimado en proyectos como el que se llevó a cabo en Guichón.
En este caso debió encararse una segunda instancia con franquicias especiales, porque fueron pocas las familias que se conectaron, pese a la demanda por la red cloacal, debido a los altos costos, y otro tanto ha ocurrido en áreas de la ciudad donde se concretaron ampliaciones parciales.
Queda aún pendiente la concreción de la planta de tratamiento, que todo indica se abordará en una segunda etapa y que implica precisamente que por fin dejen de volcarse efluentes cloacales crudos al río Uruguay, para más o menos ponernos al día con una deuda con el medio ambiente que data desde principios del siglo pasado.