Opinion | 09 May La respuesta masiva que en los últimos días ha tenido la población sanducera, como ocurre también en el resto del país, a la convocatoria para la vacunación contra la gripe, es consecuencia del estado de sicosis generado por el brote epidémico de gripe porcina en varios países, y la aparición de casos en otras latitudes, incluso muy cerca del Uruguay.
A una campaña que se estaba desarrollando con una respuesta moderada, pero lenta y sobre todo apática en el caso de la vacunación de niños de hasta cinco años, como suele ocurrir año a año, le ha sucedido una demanda explosiva en los puestos de vacunación, al punto que se agotaron las dosis y el Ministerio de Salud Pública ha debido disponer la compra de otras 50.000, pese a que la población sabe que no brinda inmunidad específica contra la cepa que causa la gripe porcina.
Es que igualmente el Ministerio de Salud Pública la ha recomendado, para mejorar la cobertura y evitar resquicios para la aparición de casos gripales en serie que tiendan a confundir sobre su origen, teniendo en cuenta que la gripe porcina y el dengue tienen manifestaciones similares en cuanto a fiebre alta y otros síntomas que en principio dan lugar a confusión e incertidumbre.
La actitud de la población, incluso de miles de progenitores y responsables de menores que llevaron a sus niños a vacunar cuando hasta hace poco se manifestaban reacios a hacerlo, da la pauta de que la concientización sobre una amenaza cercana es detonante de respuestas de este tipo, y que a la vez el escenario se presenta a la inversa cuando se percibe que la posibilidad de que llegue la enfermedad todavía no se ha asumido.
Ello precisamente ocurre con el dengue, al que tenemos a muy pocos kilómetros en ciudades entrerrianas, con el agravante de que tenemos instalado el mosquito transmisor, el Aedes Aegypti, y sin embargo, todavía hay amplios sectores de la población que no tienen la respuesta que se necesita para erradicar las condiciones que requiere el insecto para reproducirse, que es agua estancada en recipientes de paredes rígidas.
En realidad se trata de medidas sencillas y un sentido de responsabilidad que ha estado ausente todavía, que esperamos se manifieste de lleno a partir de las campañas masivas de limpieza, pero también con una actitud activa en cada hogar, a efectos de darle continuidad a estas acciones, que son la única posibilidad de evitar que en el momento menos pensado tengamos dengue dentro de fronteras.