Opinion | 04 May Las relaciones entre Uruguay y Argentina están cada vez peor. Los gobiernos de los países, separados por los ríos Uruguay y de la Plata, se acusan mutuamente de imponer trabas comerciales que dejan en ridículo la supuesta integración del Mercado Común del Sur, al que todos conocemos como Mercosur. Y en un diálogo de sordos, las autoridades demuestran que están separadas por mucho más que dos ríos.
Con la intensificación de la crisis internacional, el gobierno argentino incrementó la lista de productos que necesitan licencias previas de importación y en los últimos meses ha retrasado las autorizaciones, generando molestia entre empresarios uruguayos y el gobierno de Tabaré Vázquez, que entienden el hecho como una perla más en el collar de medidas proteccionistas aplicadas por el vecino país. Las medidas adoptadas por Argentina perjudican a las exportaciones uruguayas, fundamentalmente del sector textil y de la vestimenta, que ha sido uno de los más afectados por la crisis.
Sin embargo, hubo reproches también del otro lado. El secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de Argentina, Alfredo Chiaradia, dijo al diario “El País” que en el contexto internacional actual cada país debe “tener la capacidad de tomar las medidas internas para mantener sus equilibrios” y que no solo es su país el que reacciona sino que Uruguay también lo hace.
Pero las dificultades no solo se dan con Argentina. El director de Asuntos Económicos de la Cancillería, Walter Cancela, mencionó que existen dificultades importantes para el ingreso de neumáticos uruguayos a Brasil. El país norteño prorrogó hasta junio las cuotas para la entrada de esos productos desde Uruguay y Paraguay. Después de fracasar las negociaciones con sus socios para asumir un régimen común para la comercialización de cubiertas, Brasil optó por reducir paulatinamente las cuotas de importación.
Más allá de que cada país es soberano, estas situaciones demuestran una vez más que el Mercosur, como si hiciera falta tras 18 años de creado, no ha logrado grandes progresos en materia comercial. Los problemas continúan y no se avizoran grandes avances para una efectiva y tangible consolidación del bloque, cuyos propósitos son promover el libre intercambio y movimiento de bienes, personas y capital entre sus integrantes.