DOUGLAS IBARBURU

Rurales | 11 May Las adversidades son moneda corriente en la producción lechera. A la baja en el precio de la leche por la falta de mercados de las industrias, que determina la escasa rentabilidad de producir un litro de leche, se suma la sequía que afecta al agro desde el año pasado y que parece no tener fin al comienzo del invierno que promete ser muy duro.
El ingeniero agrónomo Douglas Ibarburu, integrante del departamento técnico de PILI, señaló a EL TELEGRAFO que la situación para el tambero “está bastante difícil”, aclarando que aún “hay algo de avena que se está pastoreando y es la alimentación que se le puede brindar a los animales”.
Consideró que hay productores que “están ayudando con reservas y obviamente con concentrados”. Sostiene que “algo de verde va quedando, pero se necesita que llueva pronto”.
Productores del departamento confiaron a EL TELEGRAFO que algunas avenas han comenzado a secarse. “Yo no he visto”, indicó Ibarburu, “pero puede ser que en algunas sembradas más tarde y estén muy chicas sí esté pasando eso”. De todas maneras, sí lo apreció “en algún caso de resiembra natural, raigrás por ejemplo, en donde la semilla se está secando porque está muy superficial, pero de avena sembrada al disco, enterrada, yo no he visto”.
Aconsejó como un aspecto fundamental para el productor, “administrar lo que hay de pasto, ya que lo más lógico es no abandonar las pasturas al ser la propuesta alimenticia más económica”.
Ibarburu mira hacia el futuro y pensando en que pueda llover, “al ganado que se lo merece y que ha parido hace poco tiempo --por lo menos en los últimos 90 días--, darle concentrados, reservas si hay, y administrar el pasto como la comida que permite tener menos problemas”.
De no llover, el panorama para la producción lechera “será desastrosa”, entiende el técnico de PILI, “porque hay mucho plantado y nacido pero obviamente se necesita el agua”.
Agua
La falta de agua es un serio problema que día a día se agrava en los establecimientos, pero a nivel de los tambos “es imposible ordeñar las vacas sin agua”, explica Ibarburu. A nivel de la recría y el ganado seco “sí está complicado, pero en los tambos el tema debe estar solucionado de lo contrario no se puede ordeñar”. El técnico ha escuchado que en algunas zonas del departamento no hay agua para el consumo, y que a través de la Intendencia y las juntas locales se procura resolver el problema.
Forraje
Las escasez de lluvias en la zona se verifica desde noviembre del año pasado, hecho que motivó que durante el verano pasado se utilizaran muchas reservas para el ganado que no tenía verde para consumir.
“Esas reservas utilizadas antes de tiempo determinan que se ingrese al invierno con menos de lo previsto”. Aclaró que se está suministrando concentrados “para estirar la situación, pero sin ser la mejor opción”.